Otro
fin de semana sin lluvia, otro día de trekking en la Suiza Sajona. El buen
clima hay que aprovecharlo. No es que el verano sea terrible acá pero si suele
ocurrir que después de cuatro o cinco días de sol y calor, al hilo suele
sobrevenir una tormenta de verano. Con tal mala suerte que tal evento suele
coincidir con los fines de semana. Pero hoy no. Como diría Fito Páez, arriba
todos … es un día de sol. Suiza Sajona, ¡Allá vamos!
El
plan de hoy es unir Königstein con Krippen a través del Camino del Pintor. EL
tren nos deja en la estación de Königstein, muy cerca de la fortaleza. (Sobre
la fortaleza podés leer aquí Königstein) y rápidamente se aleja del pueblo subiendo a las
montañas de arenisca del Elba.
Mientras
subíamos empezamos a escuchar algo de música, lo cual es raro ya que la
montaña, ni aquí ni allá, suele ser un lugar habitual para andar con radio o
equipo de audio. Después de continuar el camino descubrimos que un grupo de
cinco personas habían subido con violines, chelo e instrumentos de percusión
para jugar a los elfos del bosque y ensayarse algo. No nos podemos quejar.
Parece que hoy la senda viene con banda sonora y todo.
Luego
de buscar por diez minutos el mirador que se suponía estaba ahícito nomá
nuestra senda comenzó a bajar hasta u bosque lindante con un prado.
Para
mi sorpresa, entre el bosque y el prado hay una serie de mangrullos, como si se
tratara de puestos de vigilancia u observación. Son de maderas y, realmente, no
tengo ni idea de para qué se utilizarán, pero por un momento siento una especie
de déjà vu. Luego me acuerdo de la película La Aldea. Pero no, no creo que
sirvan para vigilar a las criaturas del bosque. O no al menos de ése modo.
El siguiente
tramo del camino nos lleva directo hasta Pfaffenstein, una suerte de meseta
rocosa desde la que hay una vista muy linda. También hay una serie de agujas de
piedra y paredes que aquí y allá nos cortan el paso. De todos modos logramos
dar con la salida y el camino nos devuelve al bosque.
Siguiendo
la senda llegamos hasta una zona de reserva natural cerca de un pueblo que
creemos que ni siquiera aparece en el mapa. Junto a la senda hay unos carteles
que tardamos un buen rato en descifrar. El camino atraviesa terrenos privados y
un santuario animal, por lo que no se puede salir de la senda. Si no
significaba eso, no importa. Nos comportamos como si nuestra traducción fuese
infalible y ya, seguimos el camino directo a Kleinhennrsdorf, otro pueblito
indistinguible de los demás.
A
esa altura debíamos alejarnos de la senda del pintor y dirigirnos hacia
Krippen. Pero claro, lo que en nuestro mapa aparecía como una senda
inconfundible en la realidad es una maraña misteriosa de caminos que se cruzan
en todas las direcciones. Al este o al oeste, al norte o al sur, las flechas
dicen que Krippen está en todas las direcciones. ¿Cómo es posible? No sé. Pero
es.
Optamos
finalmente por la que decía Krippen 15’ .
Luego de cinco minutos, un nuevo cartel. Krippen 15’ . Lo seguimos. Tras otros
cinco minutos de caminata otra señal. Krippen 15’ . Y así dos veces más. No sé
cual de todos ellos tenía la razón. Lo cierto es que llegamos al pueblo luego
de los quince minutos más largos de la historia de la humanidad, decididos a
coronar nuestra caminata con una cervecita. Después de haber yirado más de
cinco horas por la montaña la tenemos bien merecida.
4 comentarios:
Bellas fotos. Excelente narración. Una senda que no se puede dejar por razón de los animales, una hilera de mangrullos y carteles contradictorios a base de decir siempre lo mismo. Surrealista. Muy estilo "El gran pez". ¡Saludos!
Y eso que no mencioné nada de Papstdorf (literalmente "pueblo del Papa") ni de Papststein ("Roca del Papa")
Caminar para seguir estando a quince minutos de Krippen
¡Gatopardismo en la Suiza-Sajona!
Y si usted lo dice, ¿quién soy yo para contradecir al padre de la expresión? Aunque bueno, más que cambiar algo para que nada cambie, esto era más bien no cambiar nada para nuestra paciencia cambie...
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