jueves, 25 de agosto de 2016

Budapest. Primera parte

Budapest nació oficialmente el 17 de noviembre de 1873 cuando se fusionaron legalmente las ciudades de Buda, Óbuda y Pest. ¿Qué por qué se llama Budapest y no Óbudapest o Pestóbuda? Pues tanto no sé. Al parecer Buda y Pest eran las dos ciudades más grandes y alguien habrá pensado que el pequeño pueblo de Óbuda no se merecía entrar en el nombre de la ciudad. ¿Qué por qué Óbuda se llama así estando al lado de Buda? Pues eso sí. Significa algo así como antigua Buda. ¿Qué si entonces Ó significa “vieja o antigua”? Nuevamente, ni idea.

Dejando los nombres de lado, la historia de Budapest va mucho más atrás en el tiempo. Comienza allá lejos con Aquincum, una ciudad romana fundada sobre un área colonizada inicialmente por los celtas. Por lo visto el imaginario popular que ubica a los celtas en Irlanda, Escocia y Francia resulta bastante acotado, histórica y geográficamente. De Islandia a Polonia, de España a Hungría y Eslovaquia, en todos lados parecen haber estado los celtas. Y en gran parte, desplazados, corridos, conquistados o asimilados. No por los borg, obviamente sino por los romanos y más tarde por germanos, eslavos y otras tribus que en su momento pulularon por aquí.

En fin, la ciudad romana de Anquincum fue un centro militar con una función defensiva importante; asegurar que los bárbaros (¡horror!) no cruzaran el Danubio y se internaran en el territorio romano. Más o menos como la Vindabona desde la que surgió la Viena moderna. Como ciudad romana, la ciudad contó con dos anfiteatros, mercado, foro y villas con calefacción central, además de baños públicos. De hecho, este no fue un tema menor. Los baños públicos romanos aprovecharon las aguas termales de la región y esa fue una de las razones por las que se eligió el lugar para fundar la ciudad.

Anquincum –ciudad que estaba más o menos ubicada en donde ahora está el barrio de Óbuda- propseró y para el año 100 ya era la capital de la Baja Panonia, nombre con el que se conocía a la región. Pero como dijo Fabiana Cantilo en su día, nada es para siempre.

Para el siglo IX el panorama ya pintaba un poco diferente. Con el imperio romano de occidente ya extinto aparecieron nuevos actores en la región. Después de los germanos aparecieron los magiares, algo así como la semilla de la que surgirían los húngaros. Ya sé que un nacionalista me acogotaría por decir semejante cosa. Para muchos no caben dudas de que los húngaros modernos son los descendientes directísimos de los mismísimos magiares aggiornados. No digo que no tengan nada que ver pero, de un magiar del siglo IX a un húngaro del XXI hay un salto tan grande como de Asterix a Francois Hollande.

Esquivando la discusión sobre la pretención nacionalista, digamos que los magiares establecieron su principal campamento más o menos cerca de las ruinas saqueadas de Anquincum. Digo campamento porque poco de aquello podría ser hoy catalogado como ciudad. Si aquello ya era poco, después de la invasión tártara del siglo XIII, quedó menos aún. Pero como de todas las experiencias siempre se puede aprender algo, los magiares se dieron cuenta de que, si querían asegurarse el dominio de la región, tenían que establecer una serie de bastiones que fueran fácilmente defendibles. Así que el centro de poder se mudó unos pasitos nada más, donde –aprovechando la colina de Buda- se construyó el castillo y nació la ciudad amurallada. Para 1361 Buda fue, oficialmente, designada capital del reino de Hungría.
Ciudadela de Buda
La iglesia de San Matías, el bastión de los pescadores y parte de la ciudad de Buda son algunos de los testigos de aquella época, aunque hayan sido sucesivamente remozados.
Bastión de los pescadores
Iglesia de San Matías
El otro que fue innumerables veces aggiornado fue el castillo, cuyas murallas y torres recuerdan un poco más su función menos protocolar y contrastan con el resto del conjunto, que fue sucesivamente modernizado.
Por algún tiempo el reino prosperó y en 1395 se fundó la Universidad de Óbuda. Menos de cien años después se imprimió en Buda el primer libro en húngaro y para el año 1500 la capital alcanzó los 5.000 habitantes. Sí, ya sé, es menos que Dina Huapi. Pero para la Hungría de la época fue todo un hito.
Subiendo a la ciudadela de Buda. Al otro lado del Danubio, el parlamento húngaro.
En 1526 entraron en acción unos viejos conocidos de la región, los turcos otomanos. Primero saquearon la ciudad, luego volvieron a sitiarla y en el año 1541 la tomaron. La tomaron y la ocuparon por más de 140 años, así que –mal que les pese a los nacionalistas húngaros- algún legado dejaron a su paso. Entre ellos una larga serie de baños termales, algunos de los cuales funcionan aún hoy (Baños Rudas y Király)
Buda, vista desde Pest.
Pero no todos los territorios de la Corona de San Esteban (como se conocía a las tierras que formaban parte del reino de Hungría) fueron conquistadas por los otomanos. El norte y el oeste del país (que en esa época se encontraba unido al reino de Bohemia) se salvaron de la ocupación. Lo mismo ocurrió con Transilvania, dónde se replegaron varios nobles húngaros.  Desde allí se impulsó la unión con Austria, que pronto comenzó a fagocitar cuanto territorio pudieran quitarle a los turcos. Eso, claro está, después de haber logrado resistir los tres sitios a los que Viena estuvo sometida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Romanos, celtas, turcos otomanos y todos los demás ... Creo que no faltó nadie en la historia de Budapest. Interesante que el nombre sea una suma de otros nombres, es decir, hubo un acuerdo para ser una ciudad más grande. Me gustó
Saludos