sábado, 17 de diciembre de 2016

Día tres. La montaña de Toblerone

De Othmarsingen a Lenzburg
Esta parte del trayecto ya me la sé de memoria. Y no es para menos, en los últimos diez días la debo haber hecho más de cinco veces. De día, de noche, para un lado o el otro.   
De Lenzburg a Aarau
Miro la aplicación mágica que guía mis viajes. No llego ni salgo del andén misterioso. Claro, ahora que conozco el viejo truco del andén que está cruzando la calle, no necesito usarlo. Búuuuu…

De Aarau a Berna
Tengo un ratito en Berna. Aprovecho para hacer una recorrida rápida por la ciudad sin aventurarme a ir más allá de algunos lugares que ya conozco. Por suerte ya no están trabajando en el congreso suizo y puedo hacerme una mejor idea del edificio ahora que no hay andamios por todos lados.
De Berna a Visp
Tomo el tren en Berna que me lleva a Visp. Por alguna razón al pensar en la ciudad pienso en una avispa. Lamentablemente en Visp tengo sólo cinco minutos, así que no puedo saber si hay exceso de panales o qué en la ciudad. Mi nuevo tren es uno de los trenes especiales con ventanales más grandes y aunque no es el Glacier Express, haremos un tramo de la rua panorámica.

El património histórico
Em alemán, inglês, francés e italiano nos informan que estamos acercándonos al trayecto que fue declarado patomonio histórico de UNESCO. Se trata de una serie de túneles y puentes que, para la época fueron toda una serie de proezas de la ingeniería.

Llegada a Zermatt
Zermatt es uno de los centros de esquí más famosos de Suiza. La ciudad me hace acordar un poco al cerro catedral, claro que mucho más grande, con muchísimos más hoteles y con una particularidad. En Zermatt no están permitidos los autos. Sólo se puede llegar en auto hasta el pueblo anterior. Luego hay que seguir en tren o, llegado el caso, a pie. 
 
Frente a esta situación los hoteles de la ciudad disponen de un ejército de carritos de golf que surcan la ciudad a una velocidad que, les puedo asegurar, es bastante mayor de lo que se podría imaginar. Así que mejor está atento.
Las cabañas de madera y los hoteles rebosan de flores. No sé cómo hacen, pero los geranios, las violetas de los Alpes, las rosas, todo está en flor.
Pero no sólo hay flores al por mayor por las calles de Zermatt. También hay turistas. Muchísimos. Casi demasiados.

En mi camino al Matterhorn paso por el barrio al que trasladaron algunas de las cabañas históricas del pueblo. Hay que reconocerlo, son pintorescas. Como resultado me emociono sacando fotos sin olvidar que la montaña del Toblerone aún me espera.
De Zermatt, al Matterhorn
Mi Swiss Pass tiene descuento para el teleférico que va al Matterhorn. Ieiiii… Miro mis zapatillas pseudo Topper y miro la montaña. De nuevo. Las zapatillas y la montaña. Lo pienso un segundo y decido sacar solamente ida. Bajaré caminando. No es el calzado ideal pero es lo que hay.

El ascenso se hace en dos tramos y al finalizar llegamos a una plataforma desde donde es posible seguir subiendo. Quienes quieren pueden llegar a la parte de los glaciares y a las nieves eternas. Para mi sorpresa hay, a pesar de ser verano, esquiadores/as aquí y allá que siguen viaje. Yo, por mi parte, me doy por satisfecho.
Sí, no sé por qué pero hay una nube que parece enganchada a la montaña. Como si el viento quisiera llevársela pero la montaña deseara reternerla.
Luego de dar una vuelta por los miradores decido emprender la bajada. Claro que no hay UNA bajada. Hay montones. A Zermatt vía Furi, a Zermatt vía Lago XX, a Zermatt vía XY. Elijo un camino intermedio, ni el más corto, ni el más largo. Vía Furi, que es un pueblito que está en medio de la montaña, literal y figuradamente.
Mientras voy bajando me cruzo con una pareja. Decido saludar en suizo-alemán. Digo Grüezi mientras nos cruzamos. Bonjour, me responden. Con la siguiente persona con la que me cruzo vuelve a pasar lo mismo, así que al tercero le digo Bonjour, pero claro, me responde Bongiorno. Ok. Al siguiente le digo entonces Bongiorno pero, obviamente, me responde en alemán. Ok. Hallo! le digo a la pareja que me cruzo después. ¡Hola! me responden. Está claro que no le voy a pegar a ningún idioma, así que decido esperar a que me saluden para responder.
Mientras tanto llego a Furi, un pueblo que, como otros de la región, está compuesto por cabañas de madera sobre pilotes y techos de lajas. Larita me contó que normalmente entre el pilote y la cabaña hay una laja para que los ratones no puedan acceder a la casa.
Furi no es el único pueblo que me cruzo en mi bajada a Zermatt. En verano todos ellos parecen vivir casi exclusivamente del turismo. De qué podrán vivir en invierno parece ser todo un misterio. Pero, seguramente, algo habrán de hacer.
De Zermatt a Lenzburg

Por primera vez regreso hasta Lenzburgo por la misma ruta que me trajo. Exactamente la misma ruta. Podría decirse que es un evento único. A fuerza de haber pasado mil veces en los últimos tres días las estaciones de tren de Berna, Lucerna o Zürich me resultan extrañamente familiares. Pero hoy no vuelvo a Othmarsingen. No al menos, todavía. En Lenzburg me encuentro con los Kellenberger-Saubidet para ver el festival de artistas callejeros. Así que voy subiendo la cuesta, que arriba Lenzburg se visitió de fiesta…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lindos lugares. Lindas fotos, edificios, casas, balcones, flores, montañas, nubes y tanto más. Muy buen relato. He paseado visualmente. Un placer. Y me divertí con los saludos y el andén.
¿Se viene algún párrafo tipo "resumen" de esta experiencia de pasear tanto en tres días? ¿Te quedaste con ganas de pasar más tiempo en alguna parte en particular?
Un saludo grande

Nicolás dijo...

pufff... me quedé con ganas de pasar más tiempo en muchos lugares, especialmente en algunos de esos donde el tren paraba y yo tenía ocho o diez minutos para combinar con el siguiente y ya. Interlaken parecía lindo, lo mismo que Thun. Y en la Suiza francesa me quedaron tantísimas cosas sin ver. Ver algo más de Vevey, caminar un poco más por Lausanne, ir a Ginebra. Pero... considerando que eran tres días nomás, estoy más que contento con los itinerarios y lo visto.

Anónimo dijo...

A pensar en la segunda vuelta tal vez ...

Nicolás dijo...

En honor a la verdad, ya es la segunda vuelta que estoy en Suiza... así que habrá que pensar en la tercera. Siempre hay que dejar algo para poder volver ;)