Una de las cosas que más me llamó la atención al mudarme a
Shanghai –contaba Xuan, una de mis
compañeras de alemán que viene de China- es que durante los fines de semana
había un parque que se llenaba de parejas. En su mayoría, parejas de cuarenta,
cincuenta o sesenta años. No es raro que las parejas salgan a caminar por los
parques los fines de semana pero en éste la concentración era mucho mayor que
en otros.
Con el tiempo descubrí que las parejas a veces se
encontraban con otras parejas y se ponían a charlar. Hasta aquí, nada muy
extraño. Poco tiempo después vi que muchas de estas parejas iban, venían o
miraban con atención una cartelera que está en un sector del parque. Un día
finalmente sentí mucha curiosidad y me acerqué a ver la cartelera. ¿Qué
información podría interesar a tantas parejas de entre cuarenta y sesenta años?
¿qué publicarían? ¿qué les interesaría tanto?
Fue una sorpresa -explicó Xuan- mientras el resto la
escuchábamos con atención. El primer aviso que leí era algo así como: “Busco esposa para mi hijo XX. Su profesión
es XY. Mide XZ, pesa XW. Trabaja en la
compañía ZY y tiene un ingreso mensual de ZZ”. El segundo aviso que vi no
era muy distinto. “Busco candidato para
mi hija. Se llama XX, tiene XY años, es alta, educada, sabe tocar el piano.
Estudió XZ en la Universidad de XW”.
El parque y la cartelera habían oficiado por años como
agencia matrimonial para la clase media y media alta de Shanghai. Los padres de
los/as jóvenes en edad casamentera
lleva(ba)n los avisos que utiliza(ba)n para conseguir pareja para sus hijos/as.
Llevan sus avisos, ven los otros, contactan a otros padres y se juntan en el
parque. Y mientras caminan bajo la sombra de vaya a saber uno qué árboles,
deciden quién se casa con quién.
4 comentarios:
Sin duda, esta fue una narración poética y oriental, desde el título.
Jajaja... ¡Gracias!
yo tengo un amigo en Hong Kong que también se llama Xuan!
Una de res... Es catalán, es bernalés o es una china
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