jueves, 23 de marzo de 2017

Leipzig (Primera parte)

¿Alguien conoce la ciudad de Lipsia? ¿Y si dijera que es la décima ciudad más grande de Alemania? Pues bien, Lipsia (en español) es Leipzig (en alemán). No sé por qué los españoles se empecinaban en hacer estas traducciones ridículas de nombres pero bueno, es así nomás.
Quizás el nombre no suene mucho más familiar que Lipsia pero es, después de Berlín, la mayor ciudad de lo que fue la Alemania oriental, apenitas más grande que Dresden. Y al igual que Dresden, queda en Sajonia. De hecho, existe algo que se llama el triángulo sajón, que es dónde se encuentra la mayoría de la población, industria y riqueza del estado. Como buen triángulo, imaginarán que tiene tres vértices y así es… Dresden, Chemnitz y Leipzig.
En su época la ciudad fue conocida, entre otras cosas, por su tradición musical. Entre otros, vivieron en Leipzig, Johann Sebastian Bach, Friedrich Mendelsohn y, cuando no, Richard Wagner. 
 Arriba, el café en el que -cuentan las leyendas- Mendelsohn orgnizaba sus tertulias musicales. Abajo, cerca del museo Bach, la influencia comercial del músico se hace sentir. Café Bach, restaurant Bach ¡y hasta heladería!
Si ya desde el Renacimiento Leipzig se había establecido como un centro musical de cierta importancia, que Bach se instalara aquí para ser responsable de los coros y la música de las iglesias de la ciudad no hizo más que acentuar la tradición.
La Thomaskirche, la iglesia donde Bach trabajó como compositor, director del coro, profesor de música y organista.
Arriba a la izquierda, el monumento a Bach junto a la iglesia en la que trabajara. A la derecha, su tumba. Abajo a la izquierda, el museo Bach. A la derecha, el edificio de la Filarmónica.
Siguiendo la tradición musical, la ópera de la ciudad es la tercera más antigua de Europa, después de Venecia y Hamburgo. Fue establecida ya a fines del siglo XVII. Lamentablemente, del edificio original no queda nada. El actual fue obra del proceso de reconstrucción y muestra, al igual que otros rincones de la ciudad, una clara influencia de la arquitectura soviética.
Pero no sólo de la música se vive en Leipzig. Por su posición –en la intersección entre la vía regia y la vía imperial- se convirtió tempranamente en un centro de intercambio importante, recibiendo ya en el año 1165 el derecho de tener mercado.
Edificios históricos (y no tanto) en la plaza del mercado
Con el tiempo, la tradición de organizar mercados se extendió a otros ámbitos. Así surgió la feria de Leipzig. No en vano hoy es una de las principales ciudades para ferias, congresos y convenciones. A lo largo de la época socialista la ciudad mantuvo su posición como centro de convenciones importante, como lo atestigua el viejo edificio de ferias que tiene, por así decirlo, una ligera influencia soviética.
En 1409 se fundó la Universidad de Leipzig. Entre otros estudiaron aquí Leibniz, Goethe, Nietzsche, Wagner, Tycho Brahe y hasta la Merkel. En total, la universidad produjo nueve premios Nobel, una cifra nada despreciable. Luego de la reunificación, la sede de la universidad en el centro de la ciudad fue renovada y hoy ofrece un aspecto, cuando menos, interesante. 
Desde época temprana la universidad tuvo importantes desarrollos en las áreas de matemáticas, técnica, el derecho y la literatura. Como resultado se convirtió en uno de los primeros centros editoriales del mundo germano y sede de la Biblioteca Nacional Alemana.
 Arriba, el edificio viejo de la Biblioteca Nacional. Abajo, el nuevo.
Hablando de literatura y literatos, parece que el joven Goethe -que no dejó ciudad alemana por visitar- tiene cierta deuda con Leipzig, ya que una parte de una de sus mayores obras está ambientada aquí. No sólo eso. En el Auerbachs Keller cenó el Fausto de Goethe alguna vez pero también -si le hacemos caso a la leyenda- el autor habría imaginado la primera parte de la obra en sus años mozos.
Monumento de Goethe. De fondo, los edificios de la municipalidad y la Bolsa.

Hoy la galería donde se encuentra el restaurante subterráneo da cuenta de las desventuras del doctor Fausto.

Y hablando de doctores y doctos, ¿qué estudiaba Goethe en Leipzig? Derecho. De hecho, la ciudad cuenta con una de las facultades de derecho más importantes del país. Tal es así que en el siglo XIX la ciudad fue elegida como sede de la Corte Imperial, hoy una de las cinco cortes federales de Alemania.
 Arriba, la corte federal de Alemania. Abajo, algunos de sus edificios anexos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante. Aunque jamás oí hablar de Lispia.
¡Cuánta historia, arquitectura, música y nóbeles! Y ese dejo a guerra fría y cuentos de espías.
Saludo

Nicolás dijo...

Jajajaja... No creo que mucha gente (al menos de la que está viva en nuestra época) haya escuchado hablar de Lipsia. Aunque a veces tampoco es imposible llevarse una sorpresa. Tendría que preguntar en España a ver qué me dicen.