lunes, 6 de marzo de 2017

Breslau (y Wroclaw)

Rebelión va, rebelión viene, Breslau / Wroclow fue ocupada por Sajonia, por Suecia, volvió a Polonia, pasó de nuevo a Austria y en 1742 fue definitivamente incorporada a Prusia. Definitivamente es un término relativo. Pero permaneció en Prusia (y el imperio alemán después) por los siguientes doscientos años.
El Palacio de Breslau, hoy Museo de Bellas Artes

Como dato anecdótico, durante las guerras napoleónicas, Breslau fue una de las plazas fuertes prusianas que no lograron ocupar los franceses y uno de los grandes focos de la resistencia anti francesa.
El edificio de la Bolsa de comercio
Del período napoleónico Breslau emergió como una de las principales ciudades prusianas y un centro industrial bastante importante.
 Arriba, la universidad vieja. Abajo, la universidad nueva.
A principios del siglo XX, cuando entre el 70% y el 80% de la población eran alemanes, se construyeron el Hall del centenario y los nuevos edificios de la Universidad de Breslau, entre cuyos profesores estaba el señor Alzheimer, más conocido como el alemán que esconde las cosas.
A pesar de que la ciudad había sido un centro bastante liberal por cerca de cien años, en los treinta se transformó en uno de los grandes bastiones del partido Nazi, que se dispuso a perseguir rápidamente a la población judía de Breslau pero también a las minorías polacas y checas, a los comunistas, los socialistas y cualquiera que se alejase un poco de las ideas del nacionalsocialismo.
 Arriba, la estación de trenes de Wroclaw
Para el fin de la segunda guerra mundial se dispuso (Stalin dispuso) correr a Polonia hacia el oeste. Rusia ganó territorios polacos y a Polonia se la compensó con territorios alemanes, entre ellos Breslau, que luego de seiscientos años volvía a ser Wroclow. La poblaión alemana de Breslau fue trasladada a Alemania y Wroclow se pobló con polacos provenientes de Lwów, ciudad que ahora había pasado a formar parte de Ucrania y cuya población había sido reemplazada por rusos y ucranianos pero también de lituanos y bielorrusos. 

Como resultado de tantas idas y vueltas hoy Wroclaw cuenta con un patrimonio artístico y cultural donde conviven las influencias germanas, checas, polacas y austríacas. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermosas ciudades. Siguen gustándome los colores de los edificios.
La historia, si bien resumida permite apreciar las imágenes.
Saludos

Nicolás dijo...

Y si de edificios de colores se trata, creo que Wroclaw/Breslau no tiene competencia. O bueno, no -al menos- entre las ciudades que ya hemos visitado. Habrá que ver qué nos deparan los próximos viajes.