jueves, 9 de marzo de 2017

Los enanos de Wroclaw

En el año 2001 se inauguró en Wroclaw una pequeña escultura para conmemorar la formación de Alternativa Naranja, uno de los movimientos de resistencia al comunismo. La escultura es una metáfora acerca de la resistencia de los (pequeños) individuos frente a un estado dictatorial. 
Como tal, muestra a un pequeño hombrecito sobre un gran dedo. Por raro que suene, esta pequeña obra bastó para que pronto comenzaran a aparecer en la ciudad centenares (son más de trescientas) esculturas de hombrecitos y enanos, algo que hasta entonces no había formado especialmente parte del folclore de la ciudad. 
Algunos de los enanos tienen problemitas con el alcohol
Claro que no son ni homenajes ni alusiones a grandes gestas. Son, simplemente, enanos sueltos en la ciudad, haciendo payasadas, decorando algo o escondidos e algún rincón. 
Algunos pertenecen a tribus urbanas, como el enano motoquero
Los hay por todos lados. Al punto que una de las actividades turísticas de la ciudad consiste en la caza de los enanos, una competencia en la que gana, obviamente, quien descubre el mayor número de esculturas de gente menuda. Los de la Revista Barcelona se harían, ciertamente, un festín aquí.


Algunos tienen profesiones, como los enanos bomberos. Otros te hacen acordar a los pitufos, porque tienen alguna característica especial, como el enano dormilón, el enano goloso o el que fuera. Otros están más avivados y se roban medialunas de los negocios...
Cada tanto te encontrás con un enano intervenido, por decirlo de algún modo. Alguien le agrega una bufanda, le teje escarpines o le agrega algo. Algunas de estas intervenciones hasta tienen auspiciante del tipo "tejió este escarpín, fulanito tal". Hay que decirlo, en general muchos de estos agregados restan más de lo que agregan.

Para el final, algunos enanos más con profesiones: los reparadores de cajeros automáticos, el aguatero, el abañil y el enano basurero.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta y me divierte. Hasta los agregados esos evocan un sentido de pertenencia en sentido inverso.
No se puede hacer un experimento así donde vivo. Ni enanos, ni hombrecitos, ni otra figurita representativa de algo permanecería en su sitio sin un agente armado particular. Una pena.

Nicolás dijo...

¡Qué pena! Pero bueno, de todos modos sería mejor intentar con algo que no fueran enanos. Aunque, también hay que decirlo, algunas de las esculturas fueron pagadas por un "auspiciante" que muchas veces es el negocio en cuya vereda están "casualmente" ubicados los enanos. A lo mejor eso refuerza el sentido de vigilancia. De todos modos, nos dio la sensación de que Polonia es un poco como Alemania, nadie se mete mucho con las cosas que quedan en la vía pública.

Anónimo dijo...

Auspiciados o no, muy vistosos. En Irlanda, o un lugar así, creo que hacen puertas chiquitas en las paredes para duendes y hadas adonde les dejan ofrendas. Costumbres simpáticas y con toda seguridad dirigidas al turismo, ya que somos propensos a aceptar esas conductas estrafalarias adonde nos parece que son ¿naturales? Seguro que da para un tratado completo: Supersticiones aceptables y donde festejar su práctica.

Nicolás dijo...

Es cierto. Por la misma razón, mientras que nadie se imaginaría un enano en Buenos Aires, en Patagonia los artesanos se hacen un festín. Algo que hace 20 o 25 años, cuando la estrella del márketing turístico era el hoy ya olvidado Nahuelito, hubiera resultado increíble. En fin, esperaré la edición del tratado.