Aquí no hay dragones, reyes
míticos, misioneros martirizados ni historias épicas. En su origen se trató de
un pueblo fundado por los daneses entre los siglos XII y XIII, cuando toda la
región pertenecía al reino de Dinamarca.
Hacia finales del siglo XIII Malmö
se unió a la liga Hanseástica y comenzó un cierto desarrollo comercial gracias
a su ubicación estratégica. Está en el punto sur de Suecia, al otro lado del Canal
de Oresund, el canal que separa Suecia de Dinamarca.
¡Un momento! ¿No era que formaba
parte de Dinamarca? Sí. Formó parte de Dinamarca desde su fundación hasta bien
entrado el siglo XVII, cuando los suecos ocuparon la región.
La iglesia de San Pedro, la más antigua de Suecia y la península escandinava
Bien. Volvamos a Malmö. En 1319 se
comenzó a construir la iglesia de San Pedro. Fue la primera iglesia gótica de
ladrillos de la península escandinava y, por tanto, uno de los modelos que
tomaron muchas de las iglesias posteriores.
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Foto de rigor, la plaza principal del pueblo |
En el siglo XV se construyó el
castillo de Malmö y la ciudad recibió su escudo heráldico, que incluía por
alguna razón misteriosa un hipogrifo, que pronto se transformó en el símbolo
del pueblo.
El castillo de Malmö, que es era más bien una fortaleza. Hoy alberga un par de museos
A lo largo del siglo XVII Suecia y
Dinamarca lucharon por el control de la región hasta que, tratado de Roskilde
mediante, Dinamarca reconoció en los papeles que Suecia se había salido con la
suya. Malmö pasó de manos por primera (pero no última) vez en su historia. De
hecho los daneses volvieron a ocupar la ciudad al menos dos veces más. En ambas
terminaron siendo expulsados por los suecos, aunque, claro, tanta ida y vuelta
fue dejando su marca en el pueblo.
Durante la revolución industrial
el pueblo salió de su largo letargo y -astillero y fábrica de cigarrillos
mediante- se transformó en uno de los grandes centros industriales del país.
Por buena parte del siglo XX la ciudad creció y se industrializó hasta que la
crisis del petróleo de los años setenta la afectó. El astillero de la ciudad
tuvo que ser rescatado por el estado y echar a buena parte de sus trabajadores.
No fue la única industria que tuvo que ajustarse.
Así las cosas la ciudad tuvo que
ingeniárselas para salir adelante. Apostó por convertirse en un centro de
investigación y a juzgar por lo que se ve hoy en día, mal no le fue.
Hoy Malmö es un centro
tecnológico, científico y cultural importante. Está unida a Copenhague por el
puente de Orelsund, una obra de más de treinta kilómetros que une Suecia y
Dinamarca y posee una gran colección de edificios modernosos y más o menos
vanguardistas, entre los que destaca el Turning Torso, el edificio más alto de
Escandinavia.
Arriba a la derecha, el Turning Torso. Abajo a la izquierda, un teléfono público-reliquia. No es como la cabina de Doctor Who pero tampoco está mal. A la derecha, un mural que da un poco de miedo
No muy lejos del Turning Torso hay un parque y más allá está la playa del lugar. Seún cuenta una inverosímil leyenda local, en verano se llena de gente que va a disfrutar del sol, la arena y el mar. No nos consta. Eso sí, viento y fresco -al menos a fin de año- hay para repartir.