Bajando desde la Alhambra por el
paseo de los tristes se bordea una parte del Albaicín, el antiguo barrio
musulmán de la ciudad, auténtico laberinto urbanístico y ramillete de
callejones, escaleras y pasillos que llevan a los portales de los patios. El
Albaicín, salpicado de iglesias y conventos que fueron mezquitas y que incluso
conservan algunas de sus torres.
El barrio que desde la Alhambra
parece blanco pero que en sus calles comerciales ofrece colores y perfumes como
si se tratase de un auténtico bazar. Donde nunca se sabe si doblando la esquina
te vas a encontrar con un portal árabe del 1300, un pedazo de muralla, un
aljibe tapiado o una capilla diminuta.
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