jueves, 17 de agosto de 2017

El departamento de Plauen: lidiando con la inmobiliaria germana I

Para los primeros tres meses de nuestra estadía alemana tuvimos un departamento en un edificio de la universidad destinado a recibir a visitantes extranjeros que vienen a la Universidad Técnica de Dresden o a cualquiera de los institutos que pululan por el pueblo. Se trata, nos anticiparon, de una estadía de tres meses. Luego tenemos que buscarnos un lugar. En teoría no se puede prolongar ese plazo pero sí acortar.

El instituto donde está Diego ha dispuesto que la bibliotecaria nos ayude en la tarea de buscar un hogar. Sentimos que es una verdadera suerte porque luego de mis primeros intentos de comunicarme en alemán siento que no puedo hacer ninguna operatoria más compleja que pagar (con tarjeta) en el supermercado. El resto, mientras sea saludar, soneír y presentarme, está bien pero más de eso, imposible.

Gracias a Larita descubro un mundo de ofertas a través de un mega portal inmobiliario en el que empresas y particulares cargan sus ofertas. Muchas vienen acompañadas por fotos del lugar y con ellas llega un dato preocupante. Los departamentos se alquilan, por definición, sin cocina ni mesada. Nada. Nada de nada. Ni mesada, ni bacha. Sólo hay paredes peladas. Blancas. Y nada más. No hay cocina (léase, artefacto para cocinar) ni mesada, ni bacha. La mayoría de las veces, ni siquiera una canilla. Incluso en algunos casos se ve que han retirado hasta los cerámicos. Sí, tal cual. No son muchos los casos en los que esto pasa pero tampoco es tan insólito como parece. En fin…

Tratamos de no descorazonarnos. Si es así, es así. Bueno, eso digo ahora que ya estamos instalados con todas las bondades del siglo XX. En ese momento casi me dan ganas de ponerme a llorar. Lamentablemente, con lágrimas o sin ellas, el plazo para abandonar el departamento de la universidad seguía pendiendo sobre nosotros. Tic, tac, tic, tac.

Además de utilizar la susodicha página de Internet, también nos dedicamos a caminar por los barrios en los que nos gustaría vivir buscando carteles de alquiler, notas o algún dato que nos ayudara. En la tarea también nos asistió Nubia, nuestra hada madrina y compañera de grupo de Diego.

Normalmente yo me imaginaría que ya sea por inmobiliaria, ya sea en forma privada, visitar un departamento debería ser algo relativamente simple. Error. Hay que escribir (o llamar). Presentarse. Pedir una cita. Coordinar fecha y esperar. Esperar porque salvo particulares con cierto interés en alquilar el departamento a la brevedad, las citas se suelen planificar con una semana de anticipación. O dos, si es un departamento chico que se alquila por inmobiliaria. Sí, tal cual lo leés. En el país de la eficiencia, alquilar un departamento es de todo menos una tarea rápida y expeditiva. Hay que respirar hondo y cruzar los dedos.

Si tenés suerte y contactás una inmobiliaria en forma telefónica y te atienden (algo que no siempre pasa) podrás pedir una cita para ver el departamento. En promedio, hay que esperar una o dos semanas. Al menos en Dresden. Quizás en otros lugares la realidad sea otra. Si no te sentís lo suficientemente calificado como para llamar por teléfono y preferís mandar un e-mail puede que tengas que esperar dos (que ya es un milagro), tres o cuatro días para obtener una respuesta. Cualquier respuesta. Incluso gracias por contactarnos, ya nos pondremos en contacto con usted.

Entre esta pachorra modalidad de dilatación temporal y los problemas de salud de la persona que nos ayudaba, pasamos dos semanas sin recibir ninguna noticia real. Bueno, noticias sí hubo. Algunas eran del estilo de perdón, pero este departamento sólo está disponible para una persona soltera; lo siento pero buscamos inquilinos que se queden como mínimo cinco años, o cosas por el estilo. Tic, tac, tic, tac.

En general, cuando alquilás un departamento chico estás exento de pagar comisión a la inmobiliaria. La comisión la paga el dueño del lugar. Como resultado, los empleados de inmobiliaria carecen de cierto estímulo para mostrar los departamentos. Y cuando finalmente acceden a hacerlo lo hacen como si de un trámite se tratara. Bueno, listo, ya lo viste. ¿Qué te parece? ¿lo querés sí o no?. Y no pidas ver de nuevo una habitación en la que ya estuviste porque no te van a poner buena cara. Bueno, quizás nuestra experiencia con inmobiliarias germanas no sea excelente pero hasta ahora me animaría a decir que no conozco a nadie que haya tenido una relación esencialmente diferente.

Tic, tac, tic, tac. Mientras las visitas a otros lugares se demoraban indefinidamente y el fin de nuestro segundo mes se acercaba decidimos expresar nuestro firme deseo de alquilar uno de los primeros lugares que habíamos visto. Bien, nos dijeron de la inmobiliaria. En dos días estarán el contrato y los papeles pero antes tenemos unos formularios para ustedes.


En los formularios en cuestión te preguntan de todo. Si tenés mascotas, si tocás instrumentos, si tenés instrumentos, a qué hora los tocas, a qué hora escuchás música, si tenés seguro de accidentes, si esto o aquello. También tenés que contestar si los autorizás a buscarte en una suerte de veráz que existe acá. Siempre podés decir que no, alegar que es una violación a tu privacidad o a lo que fuere. Y la inmobiliaria también puede decirte que, en ese caso, prefiere no tenerte de inquilino. En fin…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Reciclando posts?

Nicolás dijo...

No... hay cosas que ya había contado, pero la idea era hacer una pequeña retrospectiva para llegar hasta las últimas novedades. Igual la saga continúa y hay me faltan uno o dos capítulos con las últimas novedades