lunes, 21 de agosto de 2017

Madrid (Primera parte)

Por curioso que parezca, la primera mención histórica de Madrid nos llega desde la época árabe. De hecho, la mencionada no es Madrid sino su antecesora mora, Magerit. Magerit nació como castillo alrededor del año ochocientos para proteger la frontera norte de la que era en la época la ciudad importante de la región, Toledo.
¿De qué (o quién) había que proteger a Toledo? Principalmente, del reino de Castilla (en menor medida, también de León), que estaba en pleno proceso de (comillas, comillas, comillas) "Reconquista". La Reconquista es el nombre que se dio a las campañas militares que lanzaron los reinos del norte de la península para ocupar los territorios que habían formado parte del reino visigodo y que los árabes habían ocupado algunos siglos antes. Puesto que ya no existía un reino visigodo, aquello más que una reconquista era una conquista a secas, pero para los reinos de Castilla, Portugal o León ellos eran los legítimos herederos de los visigodos porque, sobre todo, eran cristianos.
En el 932 el rey de León entró finalmente en Magerit aunque la historia estaba lejos de acabarse ya que pasó de manos de leoneses de nuevo a las de los árabes y, finalmente, a las de los castellanos poco después del año 1000. En el interín la ciudad fue incendiada y su castillo destruido en más de una oportunidad, desdibujando así una parte del legado musulmán de Madrid que es hoy en día casi inexistente.
Doscientos cincuenta años después, ya asegurada la región bajo el dominio de Castilla los reyes empezaron a hacerse visitantes asiduos de la región y decidieron que fuera uno de las tantas sedes de la corte. 

¿Qué llevaba a los reyes de Castilla este pueblito semi olvidado? Por raro que suene, la caza. Aparentemente había buena caza de cerdos salvajes y de osos. De ahí a la incorporación del oso al escudo de la ciudad hay un solo paso. Aunque claro, en más de quinientos años nadie ha visto un oso en toda Madrid.
A partir del siglo XIV la Corte comienza a establecerse con más frecuencia y por mayor tiempo en la ciudad. Más allá de la caza, su ubicación central respecto de Castilla primero y España después contribuyó a reforzar su posición como sede de la corte.
Arriba y abajo a la derecha, la Plaza Mayor de Madrid, uno de los antiguos puntos neurálgicos de la ciudad y en la actualidad, epicentro de turistas y vendedores de souvenires.
En 1561 Felipe II decidió instalar la corte en Madrid de modo definitivo. Pronto el pueblo creció más allá de sus murallas y se hizo necesario llevar adelante nuevas obras. Con todo, cuando los Borbones llegaron al trono español, no pudieron evitar ver en Madrid un pueblo oscuro, mal ventilado, lleno de callejones y demás horrores indignos de un descendiente de Luis XIV, nacido y criado en Versalles.
Arriba a la izquierda, una parte del Palacio Real de los Borbones, a la derecha, la catedral de la Almudena, principal iglesia de Madrid.

Así que hicieron lo que los monarcas franceses mejor sabían hacer. Edificaron un nuevo castillo, el actual Palacio Real (aunque en él no viven actualmente los reyes).
 Arriba, el patio de honor del Palacio Real. Abajo, vista global de la catedral.
Bueno, y ya que estaban, ¿por qué detenerse ahí? Edificaron otro palacio de descanso en el Prado, donde actualmente funciona el Museo de Pintura y Escultura.
El Palacio del Prado. Originalmente se encontraba en las afueras de la ciudad, aunque hoy diríamos que es casi pleno centro. En el Museo del Prado se conservan buena parte de las obras del siglo de Oro español. Como nota al pie, es posible entrar gratis todos los dìas durante las últimas dos horas del horario de visita. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Quedan osos en Europa? Mi primer pensamiento es que sí, deben quedar osos en alguna parte ... ¿Sabés si es así?

Unknown dijo...

En Europa del Este hay muchos! Se supone que hay algunos en los Alpes italianos y en Suiza también.

Nicolás dijo...

¡Gracias por el dato La!No tenía ni idea...