Ya
lo dije alguna vez y lo sigo sosteniendo. No me gusta el libro de
español que tengo que usar con mis estudiantes principiantes. No
sólo porque tiene instrucciones, explicaciones ¡y hasta lecturas!
en alemán... ¡en alemán! A ver, decime, ¿cuándo en la vida
tuviste un libro de inglés (o de otro idioma) que estuviera escrito
en español? Dejame adivinar... ¿nunca? Pero acá sí.
Hay libros (en alemán) para aprender español. Pero no es eso lo
que me saca. Mejor dicho, no sólo eso. Por si fuera poco, el libro
está demasiado centrado en España y es, por momentos, sumamente
ilógico en el orden y estructura que presenta.
Por
ejemplo, empieza con cuestiones básicas de presentación. Hasta ahí,
todo bien. Después hay temas elementales de pronunciación. Vamos
bien. Después vuelve a la presentación e introduce dos verbos. Ser
y estar. Acto seguido presenta un diálogo:
Miguel:
¡Hombre! ¿Andrés!
Andrés:
¡Hola! ¡Qué sorpresa! ¿Qué tal estáis?
Miguel:
Bien, como siempre
Laura:
¿Y tú? ¿Qué tal?
Andrés:
Muy bien. Mira… esta es Kerstin, una amiga de Berlín.
Laura:
Ah, hola, ¿qué tal? Yo soy Laura, y este es Miguel.
Kerstin:
Hola, mucho gusto.
Miguel:
Hola.
No
suena natural pero no está mal tampoco. Hay quizás demasiada gentes pero no es un problema. Hay que explicar lo de mira pero
bueno, no es complejo. Yo reconozco haber hecho unos diálogos
horribles para libros y actividades de clase. Peores que este y más forzados. Pero bueno, la escala
era otra. Y ni hablar del tiempo ni del presuesto. En fin, nada terrible. El tema es que a continuación sigue el siguiente diálogo:
Miguel:
Oiga por favor…
Camarero:
Hola, buenas tardes… ¿qué toman?
Miguel:
Una caña, un vino blanco y dos tintos, por favor.
Camarero:
Muy bien. ¿Y de tapa?
Miguel:
Unas aceitunas, unos calamares, un pincho de tortilla y …
Kerstin:
Pues yo no sé… ¿qué es esto?
Laura:
pulpo
Kerstin:
Ah, no, no, para mí también tortilla, por favor.
[…]
Camarero:
¿la caña?
Miguel:
Para mí, gracias.
Andrés:
Y el vino tinto es para ti, ¿no?
Kerstin:
Sí, sí, gracias.
Camarero:
La tortilla, los calamares… ¿y las aceitunas?
Miguel:
Pues, para todos.
O
sea… una
caña ¿una
caña? ¿y oiga,
qué toman y no
sé?
¿cómo se supone que puedan entenderlo? Si sólo conocen ser y
estar. Más trabajo para mí, obvio, que también tengo que explicar
qué significan un
pincho y salir
de tapas.
Ah, sí, porque el audio se titula Salimos
de tapas. Si en
todo el universo hispano parlante la gente entiende la palabra
cerveza... ¿es necesario pedir una
caña? ¿en
la primera unidad? ¿en serio?
O
sea, primer audio que tienen en español y ya estamos saliendo de
tapas y bebiendo caña. No parece especialmente internacional. Menos
si después leemos en alemán (¡en alemán! ¡en un libro para
aprender español!) sobre Alfonso X y el origen de las tapas. Mejor
respiro hondo. Algo me dice que voy a terminar este curso hablando
como el gato
con botas de Shrek Antonio
Banderas. Suspiro. Mejor eso que tener que imitar a Barney o a algún pseudo
periodista de la CNN hablando ese Frankenstein
lingüístico que
han llamado español
neutro.
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