sábado, 28 de octubre de 2017

No me gusta, no me gusta y no me gusta

Ya lo dije alguna vez y lo sigo sosteniendo. No me gusta el libro de español que tengo que usar con mis estudiantes principiantes. No sólo porque tiene instrucciones, explicaciones ¡y hasta lecturas! en alemán... ¡en alemán! A ver, decime, ¿cuándo en la vida tuviste un libro de inglés (o de otro idioma) que estuviera escrito en español? Dejame adivinar... ¿nunca? Pero acá sí. Hay libros (en alemán) para aprender español. Pero no es eso lo que me saca. Mejor dicho, no sólo eso. Por si fuera poco, el libro está demasiado centrado en España y es, por momentos, sumamente ilógico en el orden y estructura que presenta.

Por ejemplo, empieza con cuestiones básicas de presentación. Hasta ahí, todo bien. Después hay temas elementales de pronunciación. Vamos bien. Después vuelve a la presentación e introduce dos verbos. Ser y estar. Acto seguido presenta un diálogo:

Miguel: ¡Hombre! ¿Andrés!
Andrés: ¡Hola! ¡Qué sorpresa! ¿Qué tal estáis?
Miguel: Bien, como siempre
Laura: ¿Y tú? ¿Qué tal?
Andrés: Muy bien. Mira… esta es Kerstin, una amiga de Berlín.
Laura: Ah, hola, ¿qué tal? Yo soy Laura, y este es Miguel.
Kerstin: Hola, mucho gusto.
Miguel: Hola.

No suena natural pero no está mal tampoco. Hay quizás demasiada gentes pero no es un problema. Hay que explicar lo de mira pero bueno, no es complejo. Yo reconozco haber hecho unos diálogos horribles para libros y actividades de clase. Peores que este y más forzados. Pero bueno, la escala era otra. Y ni hablar del tiempo ni del presuesto. En fin, nada terrible. El tema es que a continuación sigue el siguiente diálogo:

Miguel: Oiga por favor…
Camarero: Hola, buenas tardes… ¿qué toman?
Miguel: Una caña, un vino blanco y dos tintos, por favor.
Camarero: Muy bien. ¿Y de tapa?
Miguel: Unas aceitunas, unos calamares, un pincho de tortilla y …
Kerstin: Pues yo no sé… ¿qué es esto?
Laura: pulpo
Kerstin: Ah, no, no, para mí también tortilla, por favor.
[…]
Camarero: ¿la caña?
Miguel: Para mí, gracias.
Andrés: Y el vino tinto es para ti, ¿no?
Kerstin: Sí, sí, gracias.
Camarero: La tortilla, los calamares… ¿y las aceitunas?
Miguel: Pues, para todos.

O sea… una caña ¿una caña? ¿y oiga, qué toman no sé? ¿cómo se supone que puedan entenderlo? Si sólo conocen ser y estar. Más trabajo para mí, obvio, que también tengo que explicar qué significan un pincho salir de tapas. Ah, sí, porque el audio se titula Salimos de tapas. Si en todo el universo hispano parlante la gente entiende la palabra cerveza... ¿es necesario pedir una caña? ¿en la primera unidad? ¿en serio?


O sea, primer audio que tienen en español y ya estamos saliendo de tapas y bebiendo caña. No parece especialmente internacional. Menos si después leemos en alemán (¡en alemán! ¡en un libro para aprender español!) sobre Alfonso X y el origen de las tapas. Mejor respiro hondo. Algo me dice que voy a terminar este curso hablando como el gato con botas de Shrek Antonio Banderas. Suspiro. Mejor eso que tener que imitar a Barney o a algún pseudo periodista de la CNN hablando ese Frankenstein lingüístico que han llamado español neutro.

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