sábado, 14 de octubre de 2017

Ese plato me suena…

Viviendo en la casita de Bariloche (también conocida como el Alberge del amor o la casa del Km1 de Pioneros) alguna vez nos ocurrió que alguien dijera que iba a concinar algo típico de su país para descubrir -acto seguido- que el plato en cuestión resultaba especialmente similar a otra especialidad de algún otro lugar. Si no me equivoco, la primera vez que nos pasó fue con un sheperd’s pie (pastel del pastor). Algo que, a simple vista, tiene un parecido enorme con el viejo y querido pastel de papas. De entonces me he topado con una larga serie de coincidencias. Por ejemplo, los hashbrowns, que se parecen bastante al rösti suizo. No sé preparan del mismo modo pero, a la larga, la apariencia de hamburguesa-tortilla de papa rallada que tienen ambos platos es impresionante.

Si eso me pasaba en Bariloche, viviendo en Alemania el efecto se da a la enésima potencia. Por ejemplo, cuando hay semana española, nuestro supermercado de cabecera tiene, entre otros tantos productos, rabas. ¿Qué más tipo de España que las rabas, la tortilla y la paella? Pues bien, luego viene la semana Italia y ¡sorpresa! ¡hay rabas! Bueno, no se llaman rabas, son frituri di calamari. Un mes más tarde vamos a un restaurant griego y nos sirven un plato en el que hay una serie de especialidades de la cocina helénica. Y sí, hay algo que es exactamente igual a una raba. Claro que España, Italia y Grecia comparten una serie de tradiciones y están unidas por la geografía y la historia.

Vamos a otra cosa. Ya sé que no son exactamente lo mismo pero tampoco son tan distintos. Aquí en Dresden, una opción de comida al paso y de aperitivo para ferias y mercados es el lángos. Es algo típico de Hungría. Se trata de una especie de torta frita a la que se le unta una salsa de yogurt y ajo (que se parece sobremanera a la salsa de yogurt y ajo que se le pone al döner) y se le espolvorea encima queso rallado y alguna otra cosa. Esta suerte de torta frita es, asimismo, sumamente similar al chapati, el pan indio, que en teoría es algo sumamente especial y único del subcontinente.

Y luego la schnitzel, un plato típico del mundo germánico que se parece sorprendentemente a una milanesa. Y cuando le decís a un alemán que conocés algo super similar te abren los ojos y te mirán con la misma cara con que Arnold le preguntaba a su hermano ¿de qué estás hablando Willis? Como si quisieras robarles el mayor de los tesoros.

De mantecoles y halvas ya hablé alguna vez (La halva de maní). De Ucrania a Grecia, de Bulgaria a la India, de Turquía a Irán, todos han producido algo semejante y a pesar de encontrar que las versiones de los países vecinos (y no tanto) son en extremo diferentes, a la larga terminan por aceptar que se parecen más de lo que quisieran.

Si eso pasa con comidas que se suponen diferentes, ni hablar cuando hablamos del mismo plato. Por caso, el goulasch. Los húngaros dicen que lo inventaron ellos. Pero como Hungría pasó siglos gobernada por los Habsburgo, el plato es igualmente popular (y típico) en los distintos territorios que alguna vez integraron el imperio. Y todos dicen que es de ellos: Austria, Croacia, República Checa y Eslovenia.

8 comentarios:

LRS dijo...

El goulasch sería un "guisito"?
Una pregunta técnica de profesor a profesor... es la halva o el halva?

Anónimo dijo...

Nosotros acá en Argentina si tenemos comidas que son realmente nuestras, las empanadas, el asado, el dulce de leche! Glup!

Nicolás dijo...

Mmmm... yo iría por la halva pero es más intuición que conocimiento-a-ciencia-cierta. Y lo de las empanadas seguro habrá más de uno/a que lo podría discutir. Son tan típicas de Argentina como de otros países de sudamérica que fueron colonias españolas. Existen en Chile (donde son un poco más grandes que las nuestras), en Colombia, en Centroámerica, en Venezuela... En algunos países son más populares que en otros pero existir, existen.. También en España, donde suelen ser más pequeñas.
Alguna vez busqué la historia de las empanadas para hacer una lectura libro de español. La idea de la empanada llegó a España (desde donde partió a América) a través de los árabes, quienes, a su vez, la tomaron de los persas. Quien tenga familia/amigos armenios también sabrá que ellos tienen su propia comida típica que, a falta de nombre mejor, recibe el de "empanada armenia", que es a su vez muy similar a la "empanada turca", también inspirada en la comida iraní ;-)

Anónimo dijo...

Gracias por las aclaraciones, estaba siendo sarcástico. El mismo caso puede pensarse para el dulce de leche, solo que en otros países lleva un nombre diferente, manjar, manjar blanco, dulce de cajeta, arequipe, parece que el origen viene de medio oriente.
Y ni hablar del asado!
Por favor nombremos una comida verdaderamente argentina!
¿El revuelto gramajo tal vez?

Anónimo dijo...

¿Una comida verdaderamente argentina? ¡Qué pregunta difícil! Muchas comidas son de origen español y naturalmente las "compartimos" con gran parte del resto de Sudamérica, como escribió Nico. Lo mismo sucede con los platos de origen italiano. ¿El locro y la humita son comidas argentinas? ¡Tampoco! Son anteriores al "descubrimiento" de América y comunes a muchos pueblos prehispánicos. La verdad es que no puedo pensar en ninguna comida que podamos reclamar como únicamente nuestra.

Anónimo dijo...

Acabo de descubrir toda esta conversación tan entretenida. Así es, quizás haya que pensar que lo que hace "nuestra" una u otra comida no es su unicidad, ni su originalidad, ni el haber sido sus "inventores", sino solamente el hecho de poder disfrutarlas en lo que sea que consideremos su mejor variante. Y como ejemplo vayan las empanadas, que en cada provincia se preparan de manera diferente

Nicolás dijo...

¿Sabés en dónde le dicen dulce de cajeta al dulce de leche? ¡Que nombre!

Nicolás dijo...

Lo otro divertido de las comidas "típicas" es lo reciente que son muchas de ellas... o lo "exótico" de sus ingredientes... Se supone que el plato "nacional" (no sé como se determina tal cosa) de Italia no son ni las pastas ni la pizza sino la polenta, cuyos ingredientes (maíz y tomate para salsa) no llegaron a Italia hasta después de la conquista de América. Lo mismo que la papa en tantos otros países europeos.