A
unos pocos kilómetros del centro histórico de Londres
se encuentra lo que en su época fue un caserío pueblo diferente y que ahora
es un barrio de la ciudad: Westminster. Si te suena el nombre es
normal. Es donde se encuentra la abadía que Westminster -que es la
que dio su nombre al lugar y donde se coronan los reyes del Reino Unido- además del Parlamento. ¿Cómo? ¿No está en Londres?
Ni. Antiguamente era un pueblo de las afueras de Londres, formado
alrededor de la abadía. Luego quedó engullido por la ciudad pero
aún al día de hoy constituye su propia municipalidad.
Dicho
esto paso a lo que se supone es el principal atractivo del lugar, el
palacio de Westminster, incialmente residencia de los reyes ingleses
(entre los siglos XIII y XV) devenida más tarde sede del parlamento,
función por la cual lo conocemos hoy.
Sin embargo en el siglo XII no tenía su apariencia actual. El aspecto que le conocemos en el presente lo obtuvo recién en el siglo XIX. Sí, tal cual. El mayor
símbolo de la capital inglesa tiene menos de doscientos años.
Tampoco hay que sorprenderse. Pasa lo mismo con otros íconos, como
la torre Eiffel en París.
Lo
que vemos hoy fue construido para reemplazar el antiguo palacio que
fue destruido en 1834, producto de ¡sorpresa! un incendio. No sé qué
ocurría con los/as londinenses y el fuego pero, definitivamente, no
era una relación muy saludable que digamos ya que la ciudad tiene en
su haber unos cuantos incendios.
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