Sí, ya sé... el nombre de esta ciudad no te suena. Tampoco debería. Salvo que, por alguna razón, hayas pasado alguna vez por Sajonia, donde la cerveza que lleva el nombre de la ciudad es especialmente popular. Pero no todo en Radeberg es cerveza. El pueblo, ubicado en las afueras de Dresden, cuenta con una historia mucho más larga de lo que podría imaginarse.
La plaza del mercado y la municipalidad, con el estilo barroco típico de Sajonia
Ya a principios del siglo XIII el pueblo aparece mencionado por primera
vez como un asentamiento instalado -cuando no- en torno al castillo
local. Claro que para aquella época el castillo, más que una fortaleza
propiamente dicha, era una suerte de torre rodeada por una empalizada
con un par de cabañas.
Pero
el pueblo prosperó y tan sólo doscientos años más tarde recibió
el título de ciudad y la autorización para tener un mercado.
Paralelamente el castillo fue ampliándose y las empalizadas de
madera fueron reemplazadas por paredes de piedra rodeadas,
adicionalmente, por fosas.
El castillo de Radeberg
Doscientos
años más (ya en el siglo XVI) Radeberg llegó a la cumbre de su
(acotado) espledor: se halló en la región una mina de plata que
acrecentó su riqueza. Lamentablemente para sus habitantes (y
fundamentalmente para los señores y ricos locales) la mina se agotó
pronto y el pueblo entró en una suerte de decadencia aletargada que
duró unos cuantos siglos, hasta que la revolución industrial hizo
su entrada triunfal en Sajonia.
Desde entonces Radeberg se ha convertido en sinónimo de vidrio y -principalmente- de cerveza. De hecho, la Radeberger fue la primera cerveza pilsen de Alemania, como así también la primera de este tipo en producirse fuera del territorio de la actual República Checa.
Por muchísimos años fue una de las más importantes de Sajonia y de Alemania oriental después. Con la reunificación la fábrica -al igual que tantas otras- enfrentó tiempos bastante complejos y casi quiebra. Afortunadamente para sus trabajadores/as (y consumidores/as) la Radeberger logró sobrevivir y volvió a instalarse como una de las cervezas más populares, al menos en Sajonia.
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