En nuestra cruzada
para sacarle el jugo aprovechar nuestro pase de castillos
de Sajonia llegamos al casi desconocido pueblo de Nossen, a mitad de
camino entre Dresden y Leipzig. Lo reconozco, oficialmente es una
ciudad pero no sé si es porque es domingo o qué pero el lugar no
deja de transmitir la sensación de ser un pueblo.
Como Nossen pasó
buena parte de sus más de setecientos años de historia durmiendo la siesta ajeno a los grandes centros de poder, tiene -básicamente- dos atractivos: el
castillo del lugar y los restos del monasterio de Altzella.
El castillo existe
desde el año 1185, cuando se estableció en la región un tal Petrus
de Nozin, que le dió (su) nombre al señorío. Desde entonces
el castillo de Nossen tuvo una historia más que accidentada.
Disputado entre numerosos señores locales (incluidos los obispos de
Meissen) el castillo pasó de mano en mano a lo largo de los siglos.
Incluso los
prusianos lo ocuparon alguna vez y hasta Napoleón Bonaparte
utilizó (ejém, por un día nomás) el castillo como cuartel
general.
El otro atractivo
del lugar son las ruinas del antiguo monasterio de Altzella, creado
en el siglo XII y que por casi doscientos años fue el lugar de
entierro de los márgraves de Meissen y posteriormente de los duques
de Sajonia.
En su época fue uno
de los monasterios más ricos de la región y contaba con una de las
mayores iglesias de la zona. ¿Qué pasó con todo eso? Reforma y
Martín Lutero mediante, el monasterio fue abandonado, la iglesia
desmontada para reutilizar piedras y ladrillos en la construcción de
la iglesia de Nossen y las tierras pasaron a engrosar las propiedades
de la familia ducal.
1 comentario:
Sic transit gloria mundi... (O algo parecido)
Publicar un comentario