A
finales del siglo XVI Eisenach se convirtió en capital de un
desmembramiento de Sajonia. En esta región de Sajonia se convirtió
en práctica habitual ir subdividiendo el ducado a la muerte de cada
duque de modo de que cada hijo heredera algo. Al menos los dos
mayores. Así surgieron los ducados que, originalmente, se llamaban
Sajonia-Wittenberg, Sajonia-Weimar, Sajonia-Eisenach y así ad
infinitum. Para el pueblo fue un avance... Volver a ser capital
ducal obligó a los locales a sacuirse algo de la modorra que habían
acumulado en los siglos pasados.
Como
capital de segundo o tercer orden Eisenach se pobló de cortesanos y,
con ellos, de músicos y artistas. Por aquella época los músicos y
pintores iban recorriendo las capitales esperando obtener el favor de
algún noble que se convirtiera en su mecenas. Entre otros, vivieron
aquí en Eisanach Pachelbel y Telemann, además de un tal Johan
Ambrosius Bach, padre de Johann Sebastian, que nació en
Einsenach y cuenta con su propio museo.
Arriba, el monumento de Bach. Abajo a la izquierda, la casa natal del Juan Sebastián.
En
1741 la línea de Sajonia-Eisenach se extinguió y sus territorios
fueron a parar al ducado de Sajonia-Weimar. En un destello de
originalidad los duques decidieron rebautizar sus territorios. Lo
llamaron “gran ducado de Sajonia-Weimar-Eisenach”. Claro que como
la capital del naciente ducado fue Weimar, Eisenach quedó un poco
desdibujada.
Sin embargo eso no significó que el pueblo entrara
forzosamente en otra siesta hisórica. Por el contrario, algo se
estaba agitando por entonces en Europa. Unas cuantas cosas, de hecho.
Una era la revolución industrial. La otra otra eran las ideas
políticas de los cada vez más numerosos trabajadores industriales. Aquí en Eisenach se reunieron los líderes
socialistas Auguste Bebel y Karl Liebnecht y formaron el Partido
Socialdemócrata Alemán.
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