jueves, 28 de diciembre de 2017

Finde en Turingia: Eisenach I

¿Te suena Eisenach? ¿no? ¡Qué vergüenza! Bueno, en realidad, tampoco es para tanto... La verdad-verdadera es que antes de vivir aquí, a mí el nombre no me decía nada. Y si bien es cierto que el lugar no es uno de los principales destinos turísticos de Alemania, para un fin de semana tampoco está nada mal...
Si hay alguna certeza acerca de los orígenes de Eisenach es, precisamente, que no se sabe mucho. Actualmente se presume que el pueblo se formó en torno al castillo de Wartburg, que fue establecido en el 1067 sobre un antiguo asentamiento franco que, a su vez, se remonta al siglo VIII. O sea, parece que los francos estuvieron habitando la región desde el siglo VIII cuando menos. Sobre este asentamiento los sajones construyeron un castillo y a los pies del castillo fue creciendo el pueblo. O eso se supone. En todo caso habrá que esperar hasta que se invente el viaje en el tiempo para chequear la hipótesis.
 Wartburg, el castillo de Eisenach
El pueblo creció en torno a tres plazas principales: La Plaza del mercado de los domingos, la plaza del mercado de los miércoles y la plaza del mercado de los lunes. ¿Qué por qué había mercado dos días seguidos? No tengo ni idea. Aunque si así se llamaban, imagino que sería por obvias razones. De todos modos, hoy las plazas ya no se llaman así y sólo hay una de ellas que sigue acogiendo puestos y tiendas.
Plaza del mercado, con la iglesia principal
En el siglo XII Eisenach se convirtió en la capital de Turingia. Por esa época los actuales estados de Hesse y Turingia pertenecían a una única familia que había ido conquistando territorios o, en el mejor de los casos, los habían ido adquiriendo por vía de matrimonio. La cuestión es que para el siglo XIII la línea masculina se quedó sin herederos y ocurrió lo que suele ocurrir en estos casos... Los nobles de todos los ducados, condados y margraviatos vecinos comenzaron a desempolvar sus árboles genealógicos para ver si podían reclamar algo. Y sí, efectivamente hubo quien adujo que la abuela del tío del hermano de la madre del sobrino había pertenecido a la familia. De hecho hubo dos reclamos. El de Sofía de Hesse y el de los Wettin de Sajonia, estos últimos, viejos conocidos nuestros.
La municipalidad, la iglesia y algunos edificios históricos
Como siempre, las cosas se resuelven por la razón o por la fuerza. Y como por la razón hay que sentarse, negociar, ceder e intercambiar, bueno, más fácil por la fuerza. Fueron a la guerra y al final se terminaron dividiendo los territorios. Una parte pequeña quedó para Sofía y casi toda Turingia para Sajonia. De aquí en más ambos territorios tuvieron administraciones diferentes, pero como ambos se colgaban de los mismos árboles genealógicos los escudos de cada región son sumamente similares.
En la repartija Eisenach quedó del lado sajón y por algún tiempo hasta fue residencia de los electores y todo. Pero claro, pasó de ser la capital y principal ciudad de los lándgraves de Turingia a ser una más de las ciudades de Sajonia y se ve que la pérdida de estatus mucho no les gustó a los vecinos del lugar. Como resultado, a principios del siglo XIV se rebelaron y la ciudad trató de ser declarada ciudad libre imperial. Finalmente el ejército sajón se encargó de que a todo el mundo le quedara claro cómo iban a ser las cosas. Los rebeldes fueron derrotados y los Wettin decidieron quitar a Eisenach de la lista de capitales itinerantes.
Un poco más tarde, a finales del siglo XV y principios del XVI un viejo conocido de la zona anduvo por Eisenach, un tal Martín Lutero. Por aquella época era un ilustre desconocido que estudió en la escuela secundaria. Veinte años más tarde, ya en plena Reforma y luego de haber sido excomulgado, Lutero volvió a Eisenach, esta vez protegido por el duque-elector de Sajonia, que lo instaló en el castillo de Wartburg para asegurarse de que no fuera capturado por los católicos.
  Wartburg, visita obligada del Lutherweg, la "ruta de Lutero". Especialmente en 2017, ya que se celebraron los quinientos años del inicio de la Reforma protestante. 
Entre 1521 y 1522 Lutero vivió con otro nombre (fue algo así como un proto testigo encubierto) en Wartburg y en el castillo tuvo lugar una de sus mayores obras, la traducción al alemán de la Biblia. Fue la primera traducción al alemán de un libro que, por otra parte, hasta el momento sólo había sido leído en latín y griego, idiomas no del todo cotidianos para la población del Sacro Imperio Romano Germánico. Al menos no del todo cotidiano para la gente de a pie.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En dónde los encontró la Navidad? Y Año Nuevo dónde será? Do quiera... MUUUUCHA SUERTE!!!

Nicolás dijo...

Para Navidad estuvimos en Sevilla. Año nuevo nos encontrará en Lisboa. Creo que no nos podemos quejar... ¡Gracias e igualmente!