jueves, 7 de diciembre de 2017

Comparaciones odiosas: veredas y terrazas

En las postales de muchas ciudades europeas suelen abundar las plazas y terrazas con sus mesas al sol. Con o sin sombrillas, pobladas por familias que comen algo típico o por parejas que toman cerveza, llenas de gente que beben café, leen el diario o se toman un helado... Y la verdad es que, más allá de la veracidad de la imagen climáticamente idílica, efectivamente, las mesas de las veredas y plazas suelen estar siempre listas para recibir al más variado público:

París
Todos, todos, absolutamente todos los bares y bistrós tienen una, cuando no dos, líneas de mesitas en las veredas. Normalmente unas mesitas redondas diminutas donde con suerte te entran dos cafés y un plato de medialunas. Normalmente, con los/as comensales de espaldas al local, mirando a la calle (y no el uno al otro). Jóvenes y adultos veredean de este modo por igual, todos/as amontonados/as, con sus mesitas atiborradas mientras hablan, gesticulan y fuman.

Dresden
Ante todo, los/as alemanes/as son gente amante de su espacio, así que las mesas en plazas y terrazas suelen ser grandes, venir con sombrillas inmensas y tener espacio suficiente para que todos/as se sienten cómodamente. Y sí hace frío nadie se echa atrás. En bares, cafés y restaurantes, en las mesas de afuera siempre hay unas mantas que te podés echar encima para disfrutar del sol sin que la fresca te lo impida. Demasiado amarrete es el clima local como para andar guardándose a la menor señal de inclemencia climática.

Ámsterdam
¿Mesitas afuera? ¿en Ámsterdam? ¿y dónde estacionan las bicis? No, no, no… La vereda y la calle son para los/as ciclistas. Ocasionalmente, si los/as ciclistas están de buen humor puede que la compartan con los/as peatones/as. Así las cosas, no hay lugar para mucho más que alguna que otra mesita aquí o allá donde la gente se amontona, en general, mirando a la calle. Lo que sí podés encontrar son restaurantes en las cubiertas de los barcos o lanchas donde la gente pasa haciendo pic-nic.

Madrid
No todos pero, hay que decirlo, sí hay lugares con mesas afuera. Normalmente no en las veredas pero sí en las plazas. No sé si es porque no son muchas pero, generalmente, las mesitas de afuera se cotizan. Literalmente. Muchos lugares tienen dos precios en la carta: uno para adentro (más barato) y otro para la terraza. Sí, el cafecito al sol te cuesta más caro que en el local. Posta. Aunque claro, más cercanos/as a nuestra idiosincrasia, a la primera señal de mal tiempo, los/as españoles/as que están afuera se mandan a mudar. ¿Quién querría quedarse sufriendo fuera con ese viento horrible? 

Venecia
¿Qué más romántico que tomarse un cafecito en la plaza San Marcos o mirando las góndolas que surcan los canales de la ciudad? Allí donde lo exiguo del espacio lo permite, hay mesas fuera. Claro que a veces las veredas y calles venecianas son tan angostas que no siempre hay lugar para las mesitas. Pero donde las hay, la gente se lanza sobre ellas.

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