Este fin de semana tuve mi
cuarta visita guiada en la ciudad. No, no estoy recorriendo Dresden. O sí, pero
no como turista sino como guía.
Señoras y señores, así como lo leen, empecé a hacer visitas guiadas por el
casco histórico de la ciudad.
Como tantas otras cosas, la
oportunidad se dio del modo menos convencional posible. Hablando un día con
Ricarda, una profesora de español con la que trabajo, le comenté que para escribía un blog, destinado a familia y amigos, que escribía un poco sobre nuestras vidas, sobre la ciudad, los lugares que visitábamos y la mar en coche. Claro que para hacerlo había tenido que leer un poco sobre la historia de Dresden, de Sajonia y de Alemania en general. Así que, a la
larga, había logrado un conocimiento bastante decente sobre las idas y vueltas del pago.
Bastó que dijera eso para que ella contara que alguna vez había trabajado como guía junto a otra colega de
nuestro trabajo. Qué bueno. A mí me
encantaría poder hacer algo así. Me parece super interesante y por demás
divertido. Le conté de mi experiencia haciendo las visitas en Bariloche
para los estudiantes y zás, de
repente Ricarda se estaba ofreciendo para contactarme con su amiga. Obviamente a las
dos milésimas de segundo yo ya estaba agradeciéndole y diciéndole que sí, que por favor, que sería buenísimo,
que me encantaría.
Y funcionó. Así que me leí el
libraco de Dresden que Ricarda me pasó, nuestro librito de historia del
Zwinger, busqué más información en Internet y cuando estuve listo como para
rendir un examen final me di por satisfecho y tuve mi primera visita.
Claro que, a diferencia de los finales de la universidad, no suele haber preguntas tramposas ni interlocutores especializados en el área. De hecho, a fin de cuentas, como turista ocasional, a nadie
le interesa tanto el detalle. Especialmente cuando se viene de Berlín y se van a pasar tres o cuatro horas en la ciudad antes de seguir viaje en dirección a Praga o a Nurenberg... Así las cosas, los datos que más venden son las amantes de Augusto el fuerte, los sobornos que pagó
para ser rey de Polonia, las presiones de los polacos para que dejara a sus
amantes protestantes… y las reemplazara por amantes católicas.
El otro gran tema que genera interés
es la vida en la época socialista, la DDR y la reconstrucción… que cómo se reconstruyó
esto, que quién lo financió, que por qué no se reconstruyó inmediata la
Frauenkirche, que a quién se le ocurrió poner ovejas a pastar en el centro de
la ciudad.
Y así, de a poquito, el chiste
del quiosquito de las visitas guiadas que alguien alguna sugirió en algún
comentario terminó siendo un trabajo más real de lo que hubiera podido
imaginar.
2 comentarios:
¡Genial! Y felicitaciones por las nuevas tareas turísticas.
Conversaba tiempo atrás con alguien que decía que nunca sabemos para qué va a servir todo lo que se sabe o se aprende, y que en la vida terminamos haciendo cosas que jamás hubiéramos pensado. Que muchas veces son actividades o tareas que disfrutamos muchísimo, pero nunca lo habríamos llegado a saber sólo por nosotros mismos.
Saludo!
¡Gracias! Totalmente de acuerdo... A esta altura yo creo que hacer algo que originalmente no había imaginado es la historia de mi vida laboral...
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