Suena
el timbre. No espero a nadie. ¿Qué hago? Posiblemente sea, otra vez, el
cartero. Tardo un segundo en reaccionar y escucho un nuevo timbre. Está bien.
Voy a ser un buen vecino. Atiendo, escucho un discurso similar al de la otra
vez. Abro el portero y el cartero sube. Me da dos cajas. Uno es para la Señora
S. La otra es para el Señor H. A H no lo tengo, pero a la señora S sí. Es
nuestra vecina de abajo.
Recibo
las cajas y voy a buscar timbre por timbre quién es el dichoso señor H. En
Alemania los departamentos no tienen piso ni número. Hay puertas, timbres y
buzones. La forma de detectar quien vive dónde es leer el nombre de cada casa.
Y si vas a ver a alguien a algún lugar, te dicen Calle XXX, número XXX. Müller.
O sea, mi amigo tiene su apellido en el portero del edificio. Así sé dónde
vive. Normalmente cuando toco timbre debería responderme algo como: ah, hola.
primer piso o subí, segundo piso a la izquierda.
Pero
la puerta del señor H sigue sin aparecer. Así que me fijo en los buzones. Si no
está ahí, no sé. Pero el apellido de H aparece en el buzón junto al de la
señora S. Asunto zanjado. Los dos paquetes son de la pareja de abajo. Sí, los que nos despiertan cada mañana a las seis y media con su puchito matinal.
Dos
o tres horas después siento el olor a cigarrillo entrando por la ventana de la
pieza. Así que bajo, preparo mi sonrisa y repaso mentalmente mi discurso en
alemán. Toco el timbre. Me abre la señora S. Hola, soy Nicolás, su vecino de
arriba. La Señora S me mira medio sorprendida. Ajá, hola. Hoy vino el cartero y
no estaban, me dejó esto para ustedes, digo mientras le extiendo los paquetes.
¿Para nosotros? me pregunta mi sorprendida interlocutora. Antes de que pueda
responderle me vuelve a preguntar que cómo sé que son para ellos. Por el
apellido, respondo. La señora S tiene un apellido eslavo, por lo que parece que
su entendimiento de las reglas del mundo germánico es similar al mío. Ah,
claro, dice mientras recibe las cajas. Luego cierra la puerta mientras yo caigo
en la cuenta de que jamás me había agradecido lo que yo consideraba había sido
toda una amabilidad por mi parte.
3 comentarios:
Muy divertidas estas historias de pequeñas y no tan pequeñas diferencias
y es que no sólo se vive de viaje y turismo en este blog... y el mundo germano se encarga de proveer nuevas historias
Completamente de acuerdo
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