Vuelo
sin escalas. Dresden – Amsterdam. Al fin… un destino al que podemos llegar en
avión, barato, fácil, rápido y cómodo. Una hora cuarenta y cinco de vuelo y ya,
nos encontraremos de buenas a primeras en la tierra de las bicicletas, los
canales, los molinos y los tulipanes. Claro que ninguna de estas cosas las
inventaron aquí, pero bueno, esa es otra historia.
Además
de Amsterdam, nuestra hoja de ruta nos lleva a Gante, Brujas y Bruselas, al
otro lado de la frontera pero muy cerquita de la Venecia del Norte, como se
conoce –entre otros apelativos- a la capital holandesa. Claro que si de Venecias se trata, en el norte Amsterdam no es la única. Por lo
menos hay otras tres ciudades que reciben el mismo apelativo. Hamburgo en
Alemania, Estocolmo en Suecia y Brujas en Bélgica. Y hasta San Petersburgo y
Copehague también han sido así llamadas alguna vez. Muchachos (y muchachas) ya
es hora de buscar otra referencia, porque esta resulta un poco quemada.
Como
nota al pie, Ámsterdam tiene más canales y puentes que Venecia. Pero Venecia es
Venecia y no creo que jamás llegue a ser la Amsterdam del Mediterráneo.
Si
los molinos de viento, los zuecos, los tulipanes, las bicicletas y los
edificios de ladrillo rojo son uno de los principales sellos de Holanda, el
país vecino no se queda atrás. Ambos países están unidos cultural y
lingüísticamente por siglos de tradiciones y unas gárgaras que hasta a los
almanes les resultan en exceso guturales. ¿De qué hablo? ¿En Bélgica no se
habla francés? Sí, se habla francés. Pero sólo en el sudoeste y en Bruselas. En
Flandes, la parte noreste del país se habla flamenco. A no confundirse con los
pajarracos rosados ni con el baile del sur de España. El flamenco es un idioma
germanoide muy vinculado al neerlandés (el nombre oficial de lo que nosotros
llamaríamos holandés) al punto que los hablantes de uno y tro idioma pueden
comprenderse sin problema.
Gante,
Brujas, Amberes y las grandes ciudades de Bélgica se encuentran en esta región.
Bruselas también, pero tiene un estatus bilingüe producto de ser la capital y
de que, por siglos, el francés fue considerado como la lengua culta e idioma administrativo, relegando al gutural
flamenco a un segundo plano.
Pero
Bélgica no es sólo una tierra de gárgaras. No, no. También es el país de la
papa frita (al menos eso es lo que dicen ellos), los waffles y una larga
tradición chocolatera, cervecera y de cómics. Al menos los de otras épocas.
Entre las glorias del cómic belga se encuentra Tintín, Lucky Luke y los
Pitufos. Por esta razón Bruselas alberga el Museo del Cómic y posee una ruta de
murales que le recuerdan a locales y turistas que aquí se toma en serio a los dibujitos.
3 comentarios:
¿Será que llegó el momento de preguntar?, siempre quise saberlo: ¿Cuántos son los Países Bajos?
Muy buena entrada. Y aquí en América tenemos a Venezuela, "la pequeña Venecia"
Los Países Bajos eran al principio uno, el país de allá abajo, cuando los duques de Borgoña se referían a sus dominios de allá lejos (en contraposición al ducado de Borgoña, que sería, "el país de acá"). Después, cuando Carlos V hizo la división quedaron los países bajos españoles y los países bajos austríacos, así que podría decirse que pasaron a ser dos... pero... bueno, en breve viene una entrada con este tema...
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