sábado, 14 de enero de 2017

Encuentre las siete diferencias: Las vacaciones

Número uno. Duración.
Dependiendo del trabajo, las vacaciones suelen tener una duración mínima de tres o cuatro semanas anuales, a tomarse en cualquier momento. Y no son pocos los trabajos en los que además existe el adicional entre Navidad y Año Nuevo, que no se trabaja y no se computa como vacaciones.  (Especialmente en ámbitos educativos y de investigación). Claro que no se llega a las cinco semanas de Suiza pero, definitivamente, no está nada mal.

Número dos. Cantidad
Las escuelas tienen vacaciones de verano, de invierno, de otoño, de primavera… Claro que las de verano son más cortas que las nuestras. Al final, los días de vacaciones escolares son, más o menos, los mismos, sólo que más repartidos. Como consecuencia de esto y de que las vacaciones laborales no necesitan tomarse  todas juntas, mucha gente se va tomando de a semanas. En general son pocos los que se toman tres semanas juntas. Lo más probable es que se tomen 5 días en primavera para ir a algún lugar, una o dos semanas en verano para ir a la playa, quizás una semana en invierno para ir a esquiar o escaparse al Mediterráneo. Al final, la idea de las vacaciones de verano como el único momento del año en que mando todo al cuerno me relajo en la playa (o la montaña) no existe.

Número tres. Estacionalidad
Especialmente para quienes no tienen hijos o los tienen ya mayorcitos, no existe tal cosa como la época de vacaciones. Se te ocurre irte en medio de marzo a algún lugar, adelante. Querés quedarte en agosto (el equivalente de enero) en la ciudad y viajar un poco en junio y otro tanto en noviembre, ningún problema. Claro que eso no quita que las ciuddes de playa no estallen en verano y los centros de esquí en invierno, pero la cosa suele estar mucho más repartida.

Número cuatro. Destinos
Hay destinos clásicos. En verano suelen ser de playa (España, Italia, Grecia o Turquía) pero también los hay para amantes del trekking (los Alpes, por ejemplo), los fanáticos de las rutas en bicicleta, los que prefieren visitar ciudades y los que andan tras los pasos de alguna ruta en especial (la ruta sajona del vino, el camino romántico, la ruta de los cuentos de hadas, la ruta de los castillos del Loira, lo que sea…) En fin, vuelos baratos mediante, cualquier destino puede calificar para cualquier tipo de vacciones en cualquier momento del año. Si en invierno te gusta esquiar, te vas a la montaña, si no te gusta el frío te podés hacer una escapada al sur –que es como se refieren los alemanes al mundo mediterráneo conformado por Portugal, España, Italia y Grecia… normalmente entre suspiros y cierto aire nostálgico-.

Número cinco. Agencias de viaje
Hay muchas, muchísimas. Algunas super especializadas: viajes a América latina / el mediterráneo oriental / el sudeste asiático… También los supermercado ofrecen sus viajes, normalmente a precios bastante convenientes. Tienen su revistita de viaje que te podés llevar para mirar y luego contactar por mail o teléfono. Las agencias son especialmente populares –aunque no sólo ni siempre- con la gente más grande que no tiene ganas, tiempo o idea para lidiar con hoteles y compañías aéreas. Y como mucha gente viaja-viaja más que irse una quincena a la playa, se usan más frecuentemente también.

Número seis. El departamento de San Bernardo.
Es raro que las familias tengan un lugar propio al que irse de vacaciones. Sí, ya sé, no es que en Argentina todo el mundo tenga una casa en la playa, pero ciertamente la práctica existe. Bueno, en Alemania no mucho. Ya de por sí es raro que sean propietarios de la casa en la que viven, más aun que tengan una casa en la playa. Y como no se usa esto de tener hábitos fijos de veraneo, no es frecuente irse al mismo lugar todos los años. Si no es común con los/as mayores, menos que menos con los/as más jóvenes.

Número siete. Quedarse en casa.
Viajar implica, obviamente, dinero. No es ninguna novedad. Incluso con vuelos de bajo costo, tarjetas de descuento de trenes, couch-surfing y lo que fuera, no es barato. Así las cosas tampoco es extraño que mucha gente se tome una semana de sus vacaciones para quedarse en casa.  A veces puede ser para aprovechar y hacer todas esas cosas que siempre posponés (limpiar el cuartito de los chirimbolos, hacer la huerta, pintar la casa). Otras puede ser para visitar los lugares turísticos de la región en la que vivís y a los que nunca vas...

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