lunes, 9 de enero de 2017

Regalitos de Navidad

Juro que es verdad. También me atrevo a afirmar que la práctica de tomarse vacaciones de Navidad y Año Nuevo es algo bastante extendido en Alemania y que, ni por asomo, la hemos inventado nosotros. 

Día veintitrés de diciembre por la mañana. Es la víspera de Nochebuena. En si mismo no es un dato sumamente relevante salvo por el hecho de que, como en Argentina, entre Navidad y Año Nuevo todo en Alemania entra en una serie de letargo o parate (casi) total. Como de costumbre nos levantamos temprano. Desayunamos y me dispongo a abrir el mail para ver si hay algún correo de último momento y, acto seguido, comprobar que nuestro vuelo a Hamburgo no fue demorado. Primera sorpresa. La noche anterior a última hora nuestro vuelo fue cancelado. Sí. CANCELADO. ¿Por qué? Ah, no sé. Pero fue cancelado. Ya no existe.

Como resultado tuvimos que luchar con la página web de la compañía (que se supone es una empresa del grupo Lufthansa y no Aerolíneas Pepito Müller) para ver qué opción nos daban. Sí, reconozco que a veces uno asume que, por el sólo hecho de ser alemanas o escandinavas las empresas deberían ser eficientes. No hay que confiarse. Las empresas son empresas acá y en la China. Y si te pueden abrochar pueden maximizar su ganancia a partir de ciertas prácticas no del todo amables, lo van a hacer. 

Finalmente dimos con las opciones para las personas en nuestra situación. Vuelo con escala. Así que nuestro viaje de 45 minutos se transformó en dos vuelos y una escala de dos horas con una duración total de cuatro horas. No es terrible pero no es lo que habíamos pagado. En fin...

Por si fuera poco, cuando estamos saliendo de casa para ir al aeropuerto descubrimos una carta en el buzón. El día anterior al mediodía (o sea, el veintidós de diciembre) no estaba ahí, así que debe ser bastante reciente. El remitente es una inmobiliaria que  nos es por entero desconocida. Agarramos la carta, la ponemos en la mochila y seguimos viaje al aeropuerto.

Seis horas después llegamos a Hamburgo. Media hora después, a las once y cuarto de la noche, estamos entrando en el que sería nuestro alojamiento. Sobra decir que ninguno de los dos está en estado de lidiar con una carta en alemán. Al día siguiente descubrimos que el sobre de la inmobiliaria misteriosa contiene una notificación. Una nueva inmobiliaria se ha hecho cargo de la administración de nuestro edificio. Y no sólo eso. También nos informan que el mes de enero deberíamos realizarle el depósito del alquiler a la nueva compañía. ¿Cómo puede ser? ¿cómo es que la inmobiliaria anterior nunca nos notificó?¿cómo es que recién el veintitrés de diciembre te avisan de semejante cambio?

¿Es que las inmobiliarias alemanas son un caos? ¿o estamos frente a la versión germana del cuento del tío? Mmmm... Junto coraje y llamo a la inmobiliaria. Hola, me llamo tal y tal y vivo en XX... Perdón, no lo escucho... (Gritando) ¿ahora me escucha? ... No, ahora tampoco lo escucho. Hey, un momento, si no me escucha, como es que sabe lo que le estoy preguntando. Mmmm ¿o será que el día veinticuatro nadie quiere escuchar?

Si no es por las buenas, es por las malas. Después de dos intentos más nos decidimos a escribir un correo electrónico. Al día siguiente tenemos una respuesta. ¿Cómo? ¿no les llegó nuestra carta? Nuestra inmobiliaria le cede a la inmobiliaria XY la administración de su edificio. Sin embargo en su mail usted no menciona a la inmobiliaria XY sino a XZ. Déjenos averiguar si estas dos empresas están asociadas.

Está bien, averiguá y decime. Claro que el día después es veinticinco de diciembre y el siguiente es veintiséis. En Alemania los dos son feriados y la respuesta no llega hasta el veintisiete. Sí, la inmobiliaria XY y XZ están asociadas, pueden hacer el depósito.

Al regresar a Dresden vemos nuestro buzón. Hay una carta de la vieja inmobiliaria. Señores fulanito y menganito, nuestra compañía les informa que a partir del 2017 la inmobiliaria XY se hará cargo de la administración de su edificio, pronto recibirán una notifiación de esta empresa con ... blablabla... ¿Cuándo enviaron la carta? El sellado de la estampilla no miente. El veintitrés de diciembre. Feliz Navidad. Jojojo. 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué será que los inconvenientes inesperados llegan en paquetes y siempre cuando uno ya tiene otras cosas para hacer?
Me alegro de que pudieran aclarar las dudas. Esos avisos a destiempo hacen pensar en alguna falta de seriedad y ni hablar de que tienen aroma a parches puestos para tapar agujeros. Pero ¡quién sabe! A lo mejor es todo cierto y los carteros cruzaron las cartas y pusieron mal los sellos.
Una vez, en un viaje, salí de mi país un día y llegué al país siguiente el día anterior, detalle que quedó registrado en mi pasaporte. Los viajes en el tiempo no parecen cosa de otro mundo últimamente. ;)
Saludos a los dos!

Nicolás dijo...

¡Y después la gente duda de que viajar en el tiempo sea posible! Jajajaja... Espero que eso no haya sido origen de miradas sospechosas en el mostrador de migraciones.

Últimamente empecé a pensar que como los germanos y los escandinavos tienen sus vidas demasiado organizadas hay una oficina secreta del gobierno cuya función es "darle emoción" a la vida de las personas a través de este tipo de mamarrachos burocráticos. Obviamente, de esta oficina secreta dependería la dirección de "paquetes inesperados" y la subdirección de "asuntos que creías que en Alemania no podían ocurrir".

Anónimo dijo...

jajaja, ¡debe existir! ¡seguro!