En
general, cruzar la calle en Alemania no es una tarea particularmente
compleja. En especial si hay semáforos. Claro que el hecho de que
sea simple no implica per
se
que sea una tarea rápida. Sobre todo si se trata de un boulevard por
donde, además, circulan tranvías. En este tipo de situaciones suele
haber tres semáforos. Uno para cruzar la mano que va, luego uno para
cruzar las vías del tranvía y, finalmente, otro para cruzar la mano
que viene. De más está decir que los tres semáforos no suelen
estar del todo coordinados.
Para ir a uno de los institutos de idioma en los que doy clases tengo que enfrentarme a estamisma seguidilla de semáforos. Cuando
estoy llegando al primer semáforo veo que el hombrecito verde se
apaga y se enciende el rojo. Bueno, habrá que esperar. Mientras
espero miro hacia delante y veo que frente al último semáforo del
cruce hay un hombre concentrado en algo que lleva en la mano. Asumo
que se tratará de un teléfono y que el señor está leyendo,
escribiendo, enviando o recibiendo algún tipo de mensaje. Tan
concentrado está que no se da cuenta de que tiene semáforo verde
para cruzar.
Para
cuando finalmente levanta la mirada el semáforo ya está en rojo,
así que sigue tipeando. O leyendo. O lo que sea que esté haciendo.
Unos instantes después vuelve a levantar la mirada pero aún no le
está permitido cruzar.
Mientras
tanto mi semáforo ya está en verde así que avanzo hasta la
plazoleta pero frente a las vías del tranvía tengo que esperar. Se
ve que hoy no es mi día de suerte. Parece que para el señor
tampoco. Su semáforo ahora le permite cruzar, pero está tan
enfrascado en lo que ocurre en su teléfono que él no lo nota. Para
variar, cuando vuelve a levantar su mirada el semáforo ha vuelto a
estar en rojo.
De
este lado el tranvía ya ha pasado y el semáforo se apaga. Puedo
avanzar y ponerme junto al señor que está tan ocupado como antes
con su zombie
texting.
Sigue tipiando y leyendo. Hasta que tenemos, finalmente, luz verde
para cruzar. Claro que él no se da cuenta. Espero unos segundos y
cruzo. Se ve que percibe con algún sentido adicional mi movimiento y
levanta la mirada. Ve la luz del semáforo y, finalmente, logra
cruzar. Me intriga saber cuánto tiempo ha estado esperando
efectivamente para hacerlo. Quizás, si supiera su número de
teléfono, podría mandarle un mensaje para averiguarlo.
4 comentarios:
Malas noticias, amigo: se trata de una epidemia global = una pandemia. Todavía no se ha conseguido crear una vacuna.
La zombie pandemia. La cura es bastante fácil. Sólo hay que meterse el celular en el bolsillo.
Es cierto que la cura es fácil. Lo que parece más difícil es que los/as involucrados/ quieran curarse. Alguna vez nos pasó de estar con Diego en una heladería y notar que de las cinco o seis mesas ocupadas sólo en dos existía un diálogo real en el que la gente charlaba conla persona sentada enfrente.
No sólo los zombies quieren seguir siendo zombies sino que además quieren convertir a otros
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