sábado, 1 de octubre de 2016

Brujas. Primera Parte

En flamenco y en holandés se la conoce como Brouges, en francés es Brougge y para nosotros, Brujas. Aunque, claro, nada tienen que ver las brujas con el origen del nombre de la ciudad. Parece casi un milagro. Al parecer están todos de acuerdo. El nombre de la ciudad vendría de brugga, que en holandés antiguo significaba puente. ¿Qué puente? Alguno de los muchos que cruzan los tantísimos canales que recorren la ciudad.
Tantos que, para variar, la ciudad también es conocida como “La Venecia del Norte”. Sí, sí, como Ámsterdam. Y Estocolmo y… la verdad, que poca originalidad.

A ciencia cierta no se sabe exactamente cuándo empezó a existir Brujas. Se asume que el origen de la ciudad amurallada es del siglo IX. Ciudad amurallada es un decir. Pueblo amurallado. Y es que recién en el año 1128 recibió el estatus oficial de ciudad.
Por su posición estratégica, el comerció prosperó ya que tenía buen acceso a las rutas marítimas del Mar del Norte con el Báltico como así también al la ruta en dirección a Francia.
Infaltable, la plaza del mercado
Pronto el comercio se expandió y la ciudad comenzó a ser un punto de intercambio en el que se trocaban los hilados que se producían aquí con lana de Escocia e Inglaterra, cereales de Normandía, vino de la Gascuña francesa, especias de las colonias portuguesas y mil y una chucherías. Pronto el simple trueque resultó anticuado y se empezaron a usar notas de crédito, conocidas hoy en día como papel moneda. Al parecer hubo un boom del capitalismo primitivo y en 1309 la ciudad contaba con una Bolsa de Comercio, una de las más antiguas del mundo. 
Algunos años más tardes los barcos mercantes venecianos se hicieron visitantes asiduos de la ciudad. Fue una auténtica edad dorada de la que, afortunadamente, dan fe muchos de sus edificios.
Para el 1400 se estima que su población rondaba entre los 125.000 y los 200.000. Sin embargo en el 1900 apenas llegaba a los 50.000. ¿Qué había pasado?
El modelo de capitalismo mercantil basado en el comercio de las ciudades libres había entrado en decadencia. La Liga Hanseástica, Venecia y Génova… todas empezaban a menguar mientras que iban surgiendo los primeros estados nacionales. Bueno, eso y que el canal que vinculaba Brujas con el mar del norte había empezado a perder profundidad y comenzaron a aparecer bancos de arena aquí y allá. Y una ciudad portuaria con un puerto que no funciona del todo bien... pues bueno, digamos que no es negocio.
Afortunadamente esta decadencia prolongada le permitió preservar a la ciudad buena parte de sus edificios históricos intactos. 

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es redundante escribir, una vez más: ¡Qué lindo lugar! Lo mismo, siempre me gustaron los edificios de ladrillos y confirmo que son hermosos. Bella ciudad.
Saludos

Historia de Segundo año dijo...

Jajaja... es que la ciudad es muy linda. No hay nada que hacerle. Y los edificios antiguos de ladrillos, también. De hecho, sacamos una cantidad preocupante de fotos...

Historia de Segundo año dijo...

Jajaja... es que la ciudad es muy linda. No hay nada que hacerle. Y los edificios antiguos de ladrillos, también. De hecho, sacamos una cantidad preocupante de fotos...

Anónimo dijo...

Me divierte la posible cantidad preocupante de fotos. Una tía mía decía, cuando estaba contenta: "Lindo para sacar una foto" Claro, no había cámaras digitales y para ella las fotos eran parte de un acontecimiento fuera de lo habitual.

Nicolás dijo...

La cantidad de fotos que tenemos hace rato pasó la barrera de lo "preocupante". Y lo peor es que sacamos un montón de fotos pensando en "después elegimos una y el resto las borramos" pero cuando llega el momento borramos algunas pero dejamos más de una también. Definitivamente, en tiempos de la fotografía digital, la cuestión de decidir qué vale la pena y que no ha perdido cierta ... mmm... relevancia.

Anónimo dijo...

jajaja, es verdad