jueves, 20 de abril de 2017

El dialecto de Sajonia

El Sächsisch (se pronuncia más o menos séks-sish) es un dialecto diabólico del alemán que existe para alienar desesperar (y complicar) la vida de visitantes y demás sujetos venidos/as de cualquier otro rincón del mundo. En español se lo conoce como sajón y se habla -naturalmente- en Sajonia pero también en Sajonia-Anhalt y partes de Turingia.

Como todo buen dialecto que se precie de tal el sajón tiene:
a) sus propias normas de pronunciación (que mayormente pero no siempre coinciden con la del alemán-alemán o Hochdeutsch),
b) sus palabras propias y
c) unos usos gramaticales especiales y diferenciados.

Y claro, como hubiese sido muy simple que fuera de otro modo, el último prerequisito de un buen dialecto es, básicamente, su oralidad. Eso quiere decir que esencialmente el dialecto se habla, eventualmente se puede escribir en notas informales pero no existe una gramática del idioma ni una serie de reglas claras que dicen como se escribe cada palabra.

Hasta acá es la definición (casi) de manual de dialecto. Pero ¿qué es un dialecto alemán a la hora de los bifes? Es, ante todo, una forma de hablar que se opone a lo que desde la Edad Media se llama el Hochdeutsch, el alto alemán, el alemán educado o formal, el idioma que hablan los locutores de la radio, que usan los periodistas de los medios nacionales, el gobierno, los maestros y profesores, los escritores, los científicos, los bancos y las locutoras sexies que te anuncian cuál es la próxima parada en el tranvía.

Ése es el alemán-alemán, el que te entienden en todos lados y el que se usa en las redacciones formales, la literatura, el periodismo, las leyes... Y, muy probablemente, en la clase de alemán. Dependiendo de la región, lo que se habla día a día en la calle puede ser lo mismo, o no. Normalmente en las grandes ciudades la población tiende mayoritariamente a hablar Hochdeutsch, el alemán-alemán. También en situaciones formales (el banco, las escuelas, el médico).

Pero después está lo que se habla en casa, cuando hacés las compras o salís con tus amigos. Y no sólo quienes viven en regiones rurales. Dependiendo del lugar, puede que el uso del dialecto esté sumamente extendido, como en Suiza, en Baviera o, ¡sorpresa! en Sajonia.

Como buen dialecto, el sajón tiene, por si fuera poco, sus variedades regionales. En Dresden es ligeramente distinto que en Leipzig, a pesar de que hay sólo 100 kilómentros entre ambas ciudades. Y el sajón que se habla en uno u otro lugar es distinto del de Chemnitz, que está, más o menos, a otros cien kilómetros.
fuente
¿Freistaat Sachsen (estado libre de Sajonia) o Freischdahd Saggsn? 
A veces hasta los alemanes necesitan ayuda para entender a los sajones... 

Una de las cosas más exasperantes curiosas del sajón es la afirmación. SÍ en alemán se dice Ja. NO, se dice Nein. Oralmente, el Nein se puede convertir en ne, o llegado el caso, ne ne. Ahora bien, si estás hablando y escuchás que alguien responde Nu nu, lo más lógico sería pensar que se trata de una forma dialectal de nein. ¡Error! Nu nu en el sajón de Dresden significa JA (Nu ja, en la variedad de Leipzig).

Otra. Löffel (cuchara) en sajón se dice Leffln. Pareciera que es sólo una vocal que cambia de sonido y otra que desaparece pero no. O no sólo. Leffeln también se usa (figurativa y familiarmente) para oreja.

Y como estás hay miles. Palabras que cambian la pronunciación ligeramente y que normalmente sólo complicarían un poco la comprensión. Claro que cuando no sos nativo y tenés que luchar para entender cada palabra, que te cambien un poquito la pronunciación constantemente hace que, después de un rato, no tengas ni la más pálida idea mayor certeza acerca de qué te están hablando.

Lo que en alemán de verdad alto alemán suele ser P o PP, en sajón se transforma en B. Además, lo que en alemán suele ser T o TT, se convierte en D. La K termina siendo casi una G. No sólo las consonantes cambian. Las vocales tampoco se salvan… Las I normalmente se transforman en IE, las AU tienden a transformarse en OO. Sin mencionar cierta tendencia de las E a desaparecer…

Empiezo con una fácil. Si las K se transforman en G, entonces, Kuh (vaca) se dice Guh. Del mismo modo, Gott (dios) se transforma en Godd. Hasta acá parece fácil. Entonces es cuando las cosas comienzan a complicarse… Appetit (Guten Appetit!) se transforma en Abbedied. O sexy termina siendo säggsie.  

Poco a poco las palabras comienzan a parecerse menos y menos a las palabras del alemán. Kochtopf (olla) se transforma en Gochdobb, Qualität (calidad) termina siendo Gwaledähd y para cuando llegamos a Mütze (sombrero) hay que esforzarse para encontrar la equivalencia en Middse. Lo mismo ocurre con Apfelbaum (árbol de manzanas), que se convierte en Abblboom. Ni hablar del número cinco… casi no podemos reconocer fünf en fimmwe. Tampoco resulta fácil para Turquía, que pasa de ser Turkei a convertirse en Dährgei...

Mal de muchos, consuelo de tontos. Y la verdad es que no, no me consuela pensar que el sajón no es el único dialecto que existe en Alemania. También existen el bávaro (en sus cuatro sub-variantes) y el suabo en el sur y el bajo alemán en el norte, entre otros. No me consta porque no me he dedicado (y no podría) analizarlos, pero cuenta la leyenda que sólo el bávaro es mas complicado que el sajón. Así las cosas, habrá que seguir participando.

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